A nadie se le escapa que la vuelta al trabajo en el mes de septiembre, el final de las vacaciones y el principio del curso es un buen momento para empezar a coger hábitos nuevos y más saludables. Muchos se proponen como objetivo perder peso y empezar a adelgazar. Y por extraño que pueda parecer este es un reto sencillo si sabes como hacerlo y si te pones en manos de profesionales para conseguirlo. Nosotros hemos hablado hoy con el nutricionista Miquel Girones que nos ha dado una lista de nueve alimentos que todo el mundo cree que engordan pero que en realidad te ayudan a perder peso porque, además, tienen propiedades "quemagrasas". Son productos que puedes (y debes) incluir en tu dieta. Eso sí, siempre con moderación y siendo consciente de que también es importante la cantidad de ese producto que te lleves a la boca. No conviene abusar de ninguno de ellos.

Huevos

Los huevos son uno de esos alimentos injustamente demonizados según el nutricionista. “Son una gran fuente de grasa. Hay mucha gente que les tiene miedo y que incluso les quita la yema”, explica Girones. Este especialista hace hincapié en que las calorías que nos aporta este alimento se compensan con su “valor nutricional”. “Los huevos tienen muchas proteínas y por tanto nos van a dejar saciados. Hay que tener en cuenta que son uno de los productos que más valor saciante tienen y eso nos interesa a la hora de hacer dieta”, sentencia Girones.

Aceite coco

Los aceites en general son un “must have” de las dietas. “Hay gente que piensa que el aceite de coco es veneno, que es perjudicial para el organismo pero no es así. Le pasa lo mismo que al aceite de oliva. Son alimentos calóricos pero que tienen una buena adherencia, es decir, que nos permiten comer una simple ensalada y sentirnos bien”, apunta Girones haciendo hincapié en que los aceites contienen, además, “grasas saludables y antioxidantes” que hacen que su consumo sea fundamental.

Leche entera

Sí, entera, no desnatada ni semidesnatada. Sólo la gama entera de la leche te aportará saciedad. “Cuando se han hecho estudios se ha demostrado que la grasa de los lácteos nos aporta mucha saciedad. La nata de la leche es una grasa neutra, no es ni buena ni mala, si tuviéramos que decantarnos por un lado sería buena porque previene diabetes tipo 2”, apunta el nutricionista.

Frutos secos

Son otro de los alimentos que tienes que tener en cuenta. Junto con la fruta consiguen que un snack o una parada a media mañana o a media tarde en el trabajo se conviertan en una comida más que saludable. Y es que los frutos secos, tal y como apunta Girones, “no son tan calóricos como pensábamos”. “Cuando se han hecho estudios de los randomizados doble ciego se ha demostrado que el grupo de análisis que añadió frutos secos a su alimentación sana y equilibrada acabó adelgazando más y se piensa que es por el carácter saciante de esos frutos secos que hace que desplacemos otros productos menos sanos de nuestra dieta”, afirma este experto en nutrición.

Carne

Tampoco es malo comer carne. “Comer un trozo de carne no es compatible con una dieta saludable. No tenemos que ser veganos o vegetarianos. Puedes tomar carne sin procesar. Lo mejor es que sea blanca o roja a poder ser. Puedes tomar pollo, pavo y conejo sin problema”, ejemplifica Girones.

Marisco

El marisco es “un alimento muy alto en proteína y casi sin grasa”. Algo muy a tener en cuenta si partimos de la base de que nos interesa introducir proteínas en cada comida.

Queso

Hay miles de quesos que te pueden ayudar en tu pérdida de peso. “La mozzarela o el parmesano pueden ser buenas opciones porque dan sabor a nuestros platos sin muchas calorías”, explica Girones.

Chocolate negro

Sí, el chocolate también es bueno. Pero ojo, esto tiene truco: tiene que ser el denominado “negro”, el de más de un 70 por ciento de pureza. Contiene poco azúcar y es otro alimento calórico muy saciante que además tiene propiedades antioxidantes y que contiene grasas saludables.

Aguacate

Es otro de los alimentos que nos puede servir para “desplazar el consumo de otros alimentos no tan saludables”. “Al ser un alimento graso si lo ponemos en una ensalada le da una textura grasienta que hace que se despierten en nuestro cerebro receptores de placer muy positivos”, explica Miquel Girones.