Los expertos en nutrición llevan tiempo alertando de que hay dos tipos de hambre: la psicológica y la física. La primera es fácilmente combatible. Es la que te entra cuando estás bajo los efectos de una fuerte presión laboral o de cualquier otro tipo. Seguro que alguna vez lo has sentido: comes de forma casi compulsiva y si pensar en lo que estás ingiriendo. Es la peor “hambre” de todas. No te paras a pensar en lo bueno o malo que es lo que ingieres. Pero tenemos una buena noticia: también es un tipo de hambre fácil de combatir. Y lo puedes hacer de una forma más que sana: bebiendo agua.

Los nutricionistas aseguran que tienes que consumir dos litros al día. Y eso como poco. Las ventajas de beber algo tan básico como el agua son claras. La primera de ellas es que es una bebida sana que ayuda a tu digestión y la segunda es que es un producto de lo más saciante. De hecho con el hambre psicológica la herramienta más eficaz para combatirla es sencillamente beberse un vaso de agua. Esa es la clave para diferenciar los dos tipos de hambre. Si bebes agua y se te pasa no es física.

El hambre física es aquella que te entra por falta de alimento. La normal que sientes a primera o a última hora de la mañana. Y en ese caso sí que tienes que luchar contra ella con productos naturales que no te hagan engordar. La denominada comida real. En este enlace tienes, por ejemplo, un desayuno tipo que puedes llevar a cabo para perder peso sin esfuerzo. El agua tiene que ser, además, el sustito de el alcohol y de otras bebidas azucaradas que no están para nada indicadas si lo que realmente quieres es perder peso sin pasar hambre y sin demasiado esfuerzo.

El agua no es la única bebida recomendada. Ni mucho menos. Existen muchos tés que puedes consumir en tu día a día para mejorar tu digestión y, aún más, para perder peso sin esfuerzo. Hace días te contábamos (en este enlace lo puedes leer) una de esas bebidas que se está poniendo de moda. Recuerda que lo importante es, en todo caso, que la pérdida de peso sea gradual. Una dieta de las considerada milagro no es lo más convincente ni mucho menos. Los nutricionistas aseguran que adelgazar de forma muy drástica tiene un nada aconsejable “efecto rebote”.