La resistencia a los antibióticos es un problema de salud pública cuyo estudio se ha enfocado, sobre todo, al ámbito sanitario. Sin embargo, tanto las bacterias resistentes como los genes implicados en esa resistencia se encuentran en cualquier ecosistema. Incluso en regiones con una baja exposición a antimicrobianos, como el Ártico y algunas poblaciones humanas aisladas, que no han sido objeto de tratamiento antibiótico.

La interconexión entre los ecosistemas contribuye al origen, evolución y diseminación de la resistencia a los antibióticos. Por ejemplo, el uso de estos fármacos en ganadería puede seleccionar bacterias resistentes que se transfieran a humanos. Así mismo, el agua contaminada con bacterias resistentes puede ser un vehículo importante en su transferencia y desarrollo.

Para abordar el hecho de que los organismos infecciosos pueden difundirse entre ecosistemas se acuñó el concepto One Health. Este término se basa en la idea de que la salud de un ecosistema condiciona la de los otros. La salud humana en general, y la transmisión de infecciones en particular, dependen de una salud única que engloba todos los ecosistemas (humanos, animales y agua) entre los que pueden circular los microorganismos patógenos.

Además de transferirse entre ecosistemas interconectados, las bacterias resistentes se diseminan entre áreas separadas. Entre los elementos que sirven como puente para el transporte de bacterias resistentes destacan el comercio de mercancías, el tránsito de viajeros y la migración de fauna silvestre, entre otros.

Como consecuencia, la resistencia a los antibióticos es un problema de salud planetaria (Global Health). Su solución requiere intervenciones globales basadas en acuerdos internacionales.

Las medidas tradicionales para disminuir la resistencia se dirigen a reducir el consumo de los antibióticos. Aunque importante, esta reducción es insuficiente para eliminar el problema. Es necesario plantear medidas adicionales, algunas de las cuales se describen a continuación:

Mejoras terapeúticas

El desarrollo de nuevos antibióticos se ha frenado debido, entre otros, a condicionantes económicos. A pesar del problema de las resistencias, la mayor parte de las infecciones son tratables con antibióticos de bajo coste. Por eso resulta más rentable invertir en medicamentos de alto coste (o uso crónico) para enfermedades prevalentes como las cardiovaculares, neurológicas y el cáncer. Para paliar estos problemas, se han planteado sistemas de colaboración público-privada y cambios regulatorios que permitan mayores retornos a las empresas.

Además, se están desarrollando antibióticos dirigidos contra las bacterias resistentes, diseñando estrategias para utilizar mejor los que tenemos y desarrollando nuevos métodos terapeúticos no basados en el uso de antibióticos. Algunos ejemplos son el uso de inmunomoduladores o anticuerpos monoclonales, así como sistemas de dosificación, que dirijan el antibiótico al punto de infección.

Implementar métodos de diagnóstico rápido de infección y resistencia ayudará también a mejorar el uso racional de antibióticos, al permitir terapias personalizadas.

UnsplashCC BYPrevenir la infección en humanos y animales

Mejorar las condiciones higiénicas en humanos y animales, y en los sistemas de producción animal, disminuiría la selección y transferencia de resistencia entre bacterias.

Además, el desarrollo de vacunas es el mejor sistema para prevenir infecciones. En el caso de animales, el uso de vacunas es viable si no supone un coste importante en la producción.

Tratamiento de aguas residuales en todo el mundo

Las bacterias patógenas (resistentes o no) y los antibióticos utilizados en terapia y en producción animal se vierten en las aguas residuales. Dichas aguas, si no se tratan, son un importante vehículo para la selección y transmisión de bacterias resistentes.

Iniciativas como el programa Reinventig the toilette de la Fundación Bill y Melinda Gates pueden ayudar a universalizar el tratamiento de aguas en países de baja y media renta. Además de una mejora general de la salubridad, esto disminuiría la diseminación de bacterias resistentes a través del agua.

Acciones de vigilancia y control

Las enfermedades cardiovasculares y el cáncer tienen una relevancia sanitaria individual. Las infecciones, sin embargo, pueden contagiarse a otras personas más allá del paciente original.

Para abordar este problema de salud pública es necesario desarrollar redes de vigilancia para detectar de forma temprana la aparición de bacterias resistentes e impedir su diseminación.

Entre las fuentes de diseminación a vigilar se encuentran los viajeros y los individuos migrantes. En especial, aquellos individuos que vengan de países con alta incidencia de enfermedades infecciosas importantes, como la tuberculosis multirresistente. La inclusión temprana en los sistemas de salud de estas personas tendría un beneficio para la sociedad en general.

El intercambio de mercancías, sobre todo comida, plantas y animales, constituye otra fuente de transmisión de la resistencia a los antibióticos. Sería beneficioso establecer medidas que permitan mantener en cuarentena productos potencialmente contaminados por microorganismos resistentes.

Esto ya se aplica con el material infectado y proveniente de países con infecciones prevalentes en plantas y animales. Ejemplos recientes son las limitaciones al intercambio de plantas o cerdos (o productos derivados) de países con infecciones por Xylella y el virus de la peste porcina africana.

La lucha contra la resistencia a los antibióticos requiere una batería integrada de medidas. Estas incluyen elementos técnicos (nuevas terapias, vacunas, aspectos ligados a producción animal y tratamiento de aguas), socioeconómicos y políticos. El desarrollo de sistemas integrales de vigilancia, regulación e intervención, tanto a nivel local como a nivel internacional, es necesario para una lucha eficaz contra este grave problema.

Jose Luis Martinez Menendez, Profesor de Investigación, Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC) y Sara Hernando-Amado, Investigadora Postdoctoral (Ecología y Evolución de la Resistencia a Antibióticos), Centro Nacional de Biotecnología (CNB - CSIC)

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.