No sólo los medios de comunicación son los encargados de luchar contra los bulos en una etapa en la que crecen como las setas por todo el ciberespacio. También los médicos tienen que hacer frente, con sus años de estudio, a ciertos mitos que cada vez están más extendidos y que ponen en riesgo años de avances científicos y técnicos. Es el caso de los antivacunas, ese movimiento de personas que eligen no vacunar a sus hijos ni someterlos al calendario obligatorio de este tipo de medicación alegando que este tipo de tratamientos son perjudiciales para la salud. Uno de los últimos en salir al paso de este tipo de movimientos ha sido Armando Bastida, un enfermero de pediatría muy seguido en las redes sociales en donde da cada día consejos a miles de personas.

El "enfrentamiento" contra una de sus seguidoras tuvo lugar después de que contestara que él era partidario de las vacunas. "Deseo que no cuelgues esa información en tu perfil porque es tu opinión y es muy delicado que los seguidores crean tu realidad. Gracias sin ánimo de ofenderte", le contestó la seguidora en cuestión. "No es mi opinión. Es una realidad contrastada. La evidencia demuestra que cuando una sociedad deja de vacunar a los niños las enfermedades vuelven y los bebés las padecen. En Rusia, hace unas décadas, dejaron de vacunar contra la difteria porque la consideraban una enfermedad residual", afirmó Bastida haciendo hincapié en que hay que vacunar a los niños "para que no padezcan enfermedades que podrían causarles la muerte. Gracias a las vacunas hoy en día no existen enfermedades que a nuestros abuelos o a sus familiares les hacían morir de jóvenes o incluso de niños".

Siguiendo con el ejemplo ruso este enfermero afirma que cuando en ese país "empezaron a tener bebés con difteria corrieron a vacunar a todos de nuevo. Y la gente corriendo a los centros de salud a intentar salvar la vida de sus hijos. No seré cómplice de semejante despropósito", ahondó el facultativo que compartió poco después la conversación (sin citar evidentemente el nombre de quién se había puesto en contacto con él) para que todos su seguidores pudieran seguir el razonamiento.

Su actitud y su forma de explicarla han sido más que compartidas (y aplaudidas) en unas redes sociales cada vez más castigadas por los bulos y las noticias falsas.