Desde hace años los expertos vienen repitiendo una y otra vez (cada vez con menos éxito entre la población) que un adulto tiene que beber unos dos litros de agua cada día. Y eso como poco. Y es que, aunque no lo parezca, beber agua es la clave de muchas cosas: hace que estés más sano y además te permite perder esos kilos que te sobran. Hace unos días te dábamos una lista de los pequeños cambios que puedes ir introduciendo en tu vida diaria si quieres perder esos kilos que te sobran. Pero aún puedes mejorar más. Lo primero que tienes que hacer es comprometerte con el agua.

Beber agua durante las comidas, las cenas y las horas que pasas en la oficina es beneficioso y te ayuda a perder peso por varias razones. La primera y fundamental es también la más sencilla: si bebes agua te evitas consumir refrescos azucarados (nada aconsejables aunque sean en su "versión" zero) o alcohol. Y es que aunque ya te desmontamos (aquí puedes leer qué bebidas alcohólicas son las que más engordan) el viejo mito de que la cerveza es lo que hace que sumes cada vez más barriga a nadie se le escapa que si evitas la cebada mientras cenas puedes perder un par de kilos de más. Y eso nunca viene mal de cara al verano y a la operación bikini. Pero beber agua aún tiene más ventajas además de las "clásicas".

Llena el estómago

Aumentar la ingesta de agua antes de las comidas (tanto en el almuerzo como en la cena o incluso en el desayuno y durante la merienda o el tentempié de media mañana o media tarde) hace que tu estómago esté más lleno cuando te enfrentas al plato. ¿Has escuchado alguna vez aquello de que si quieres adelgazar es mejor servir la comida en platos pequeños porque así parece que comes más? Pues beber agua produce un efecto similar: te llena y te quita (al menos en parte) el apetito. Además algunos estudios señalan que el agua mejora el metabolismo: eso hace que tu cuerpo queme más calorías. Beber agua evita, además, la retención de líquidos, una de las causas de que nos veamos "hinchados" ante el espejo.

La hidratación, fundamental

Estar hidratado es fundamental. Sobre todo ahora que llega el calor. La deshidratación es muy peligrosa y por eso es necesario beber agua aunque no se tenga sed. La hidratación, además, aumenta tu energía y te permite hacer más ejercicio (por lo que quemas más calorías). Cuando acabes de hacer ejercicio renuncia a las bebidas energéticas (con muchísmo contenido en azúcar), cámbialas por el agua y estarás renunciando al mes a miles de calorías.

Por último numerosos estudios científicos de universidades y centros especializados en nutrición de todo el mundo demuestran que beber agua mejora nuestro tránsito intestinal. Eso te hará ir más al baño y te dará una excusa, además, para moverte más en la oficina.