A la hora de perder peso lo más importante de todo es ponerse en manos de los profesionales de la nutrición. De nada sirve pasar hambre o llevar a cabo (por ejemplo) ayunos intermitentes que no tienen sentido práctico alguno. Si quieres adelgazar tienes que dejarte aconsejar por los que saben. Además sólo así (de la mano de un nutricionista) conseguirás los resultados que deseas sin el temido efecto rebote. En este sentido, ¿sabes cuál es la clave que repiten una y otra vez todos estos profesionales a aquellos clientes que quieren perder peso? Que a la hora de comer lo más importante es hacerlo despacio, sin prisas, saboreando tanto los alimentos como el momento. Eso evitará, además, la acumulación de gases (que es una de las razones por las que se infla la tripa y te sientes más "gordo"). Ten en cuenta todo esto sobre todo durante las noches de Navidad, que son las que más solemos comer.

Pero las ventajas van más allá. Gracias a comer despacio vas a poder, además, aprovechar la hora de la comida de una forma más sana. Serás más consciente de lo que estás comiendo y de lo sano (o insano) que es. Tienes que mirar, por ejemplo, si cumples la regla del 80 / 20 (que el 80 por ciento del plato sea de verdura o de verde).

Comer tiene que llevarte además tiempo cuando preparas los diferentes almuerzos. Por mucho trabajo que tengas una vez a la semana puedes cocinar para tener listos platos que consumir entre el lunes y el viernes así que lo mejor es elaborar un menú semanal. Recuerda que entre las reglas que tienes que cumplir la más importante es la de comer cinco piezas de fruta y verdura cada día.

Comiendo despacio también te saciarás antes (en este enlace te contamos que alimentos son saciantes y cómo los debes consumir). Pero es importante que tengas en cuenta otras dos cosas: es fundamental comer con agua (las bebidas son más que importantes y tienes que renunciar al alcohol) y también es muy importante que cuides lo que comes a media mañana y a media tarde (los snacks son fundamentales).

Es fundamental hacer un cambio de vida no sólo de alimentos como tal. Tienes que empezar también a hacer deporte y a moverte más. Pero lo más importante es que el cambio de vida no te suponga un esfuerzo tremendo: si es así vas a dejar de hacerlo.