Habrá poca gente que entre las conversaciones que ha tenido con amigos o familiares no haya tenido alguno alabando la milagrosa dieta del ayuno intermitente. No se trata de dejar de comer de forma drástica, sino de pasarse un día a la semana, unos días seguidos al mes o simplente unas horas al día. En este caso no se trata solo de perder peso, también se habla de lo saludable que es para el cuerpo dejar de ingerir alimentos durante un periodo moderadamente largo de tiempo.

La idea es simple: si dejas de comer durante 12 ó 14 horas, el cuerpo comienza a quemar las grasas acumuladas y esta perdida de grasas conllevar la perdida de peso. Los defensores de este tipo de prácticas hablan de otros muchos beneficios: disiminución de los niveles de insulina y azucar en sangre, mejora en la concentración, aumento de energía, disminución del colesterol en sangre, una supuesta limpieza celular e incluso la reducción de inflamación.

La realidad es que este ayuno intermitente tiene también sus riesgos si no se hace de una manera controlada y si no se consulta con un experto nutricionista que, por otro lado, podría aconsejar métodos mucho menos drásticos de perder peso. Los riesgos, además, son serios.

En primer lugar, una de las advertencias que hacen algunos endocrinos es que este tipo de dietas tan drásticas, en las que se deja de comer, lo que pueden provocar es algo tan grave como una anorexia o una bulimia. Este sería el extremo más peligroso de todos, pero no es el único.

Dejar de comer, al contrario de lo que dicen sus defensores, también puede provocar perdida de masa muscular, lo que llevará a quemar menos grasas cuando el cuerpo está en repsoso. Esa es la manera que tiene el cuerpo de adaptarse cuando no se ingieren alimentos para poder sobrevivir. A su vez, llevado al extremo, este tipo de ayunos pueden provocar una hipoglucemia, es decir, una drástica bajada del azucar en sangre.

Los efectos negativos también se pueden notar en nuestro carácter, llegando a provocar cambios de humor y una mayor irritabilidad. Por no hablar de que está totalmente desaconsejado para personas con migrañas o gente con alteraciones metabólicas como la diabetes. Ayunar también puede llevarte a sentirte más cansado y sin ganas de hacer nada.

Si aún así decides seguir adelante con este tipo de dieta, ten en cuenta que debes extremar el cuidado de la dieta que ingieres cuando te toque. Huir de comida rápida, de grasas saturadas y aportar a tú cuerpo un menú saludable y variado en nutrientes.