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Para hacer footing ahora no hay que olvidar la mascarilla

No es perjudicial llevar la protección al caminar, ir en bici o correr, y sí necesario para evitar contagiarse o propagar el virus si hay mucha gente

Ángel Huerta, con su mascarilla, corriendo por la senda del Parque de Invierno, en Oviedo. Julián Rus

La doctora Amelia Carro Hevia se desplaza por Gijón en patines entre una clínica y otra. Para ello tiene que cruzar todo el Muro de San Lorenzo. En los últimos meses ha tenido que incorporar la mascarilla, una FFP2 es la elegida en su caso. No se la tiene que poner todos los días o en todos los momentos, pero sí siempre que la zona está muy frecuentada de gente y es imposible mantener la distancia de seguridad mínima para evitar un posible contagio de covid.

“La pongo por respeto a las personas que me cruzo, pero también por mí, porque yo no quiero contagiarme. Hay que protegerse y proteger a otros”, señala la cardióloga asturiana, especializada en cardiología deportiva.

Ella, al igual que Benjamín Fernández, profesor e integrante del servicio de Medicina del Deporte de la Universidad de Oviedo, tienen claro que hoy en día más que nunca el ejercicio físico es necesario e importante. No hay que dejar de moverse pese a todos las dificultadas sobreimpuestas por la pandemia. Y si hay que salir a correr, a caminar o a andar en bici con mascarilla, pues habrá que hacerlo.

“Malo no es. No pasa nada por llevarla puesta”, sostiene el profesor. “Lógicamente, hay que adaptarse a las circunstancias de cada uno. Llevarla hasta donde uno pueda. Si no nos molesta, no hay problema. Y cuando ahogue, pues parar”. E insiste: “El ejercicio físico debe seguir en tiempos del covid, aunque nos encontramos con contradicciones y dificultades como que igual cierran mi ciudad y eso conlleva cierta masificación porque las ciudades no están adaptadas para que salgamos a la calle a hacer deporte. Es necesaria planificación”.

En resumen, coinciden también Carro y Fernández, toca “reinventarse” para salir a la calle y hacer actividad física. Eso sí, siempre bien protegidos y con estas condiciones grabadas a fuego en la mente: mantener distancia de seguridad, reducir el tiempo de contacto y asegurar siempre la ventilación. Esto último indica que, al aire libre, el deporte siempre será más seguro.

Pero no todos los escenarios al aire libre son iguales y, por tanto, las medidas de protección varían. Salir a caminar o a correr un rato al día por el Muro de Gijón, la senda de la ría de Avilés o la pista finlandesa de Oviedo no es lo mismo que hacerlo por la senda de Carranques (Carreño), la de Aguilar (Muros de Nalón) o una ruta por los Picos de Europa.

La diferencia: la masificación, alta prácticamente a cualquier hora del día en las primeras, inexistente la mayor parte del tiempo en las segundas.

“Si corro por una zona rural sin gente, lo hago sin mascarilla, pues la aireación es máxima, es posible guardar la distancia, y de cruzarse con alguien incluso a estrecha distancia, el tiempo en proximidad es de apenas uno o dos segundos”, reflexiona Amelia Carro.

“Si corro por una zona rural sin gente, lo hago sin mascarilla, pues la aireación es máxima, es posible guardar la distancia, y de cruzarse con alguien incluso a estrecha distancia, el tiempo en proximidad es de apenas uno o dos segundos”

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“Pero si estuviera en una senda concurrida, estrecha o me tuviera que parar en un semáforo en plena ciudad, lógicamente ahí no hay excusa para no llevarla. Uno exhala sus aerosoles, pero también está expuesto a inhalar los de otra persona”. En resumen: la cuestión es cuidarse y aplicar cierta sensatez y sentido común.

“Mi salud está antes que otra cosa”, sostiene Ángel Huerta, ovetense que lleva 25 años corriendo de forma habitual por la senda del Parque de Invierno. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA justo al empezar su carrerita diaria: en la cara, una mascarilla quirúrgica. “Por supuesto que me incomoda, me asfixia en algún momento. Entonces, pues paro y me la aparto un rato. Y ya está”, explica Huerta, que es de los pocos runners o corredores que la lleva. “Corriendo casi nadie la pone, no lo entiendo. Y caminando, pues hay de todo...”.

Otra duda que asalta a muchos es el tipo de mascarilla. Ante esto, cada cual debe buscar la que le resulte más cómoda y práctica, señalan los expertos. La cuestión es que tenga garantías, pero a estas alturas de la pandemia las marcas especializadas en deporte tienen modelos en el mercado.

La que se elija debe ir correctamente colocada y tiene que adaptarse bien a las estructuras faciales para no recolocarla continuamente, pues tocarse la cara aumenta el riesgo de contagio, con o sin mascarilla.

“Lo que debe quedar claro es que la mascarilla es un elemento adicional más en una serie de medidas de protección que todos tenemos que respetar y tener en cuenta para evitar infectarnos”, añade Amelia Carro.

Pérdida de inmunidad: el precio de no moverse

El profesor Benjamín Fernández acaba de presentar un avance de las conclusiones de un ambicioso estudio que el Consejo Superior de Deportes (CSD) confió a la Universidad de Oviedo y a sus investigadores con el objetivo de demostrar los beneficios del ejercicio físico en la salud y, de paso, en tiempos del covid. Él es el coordinador de la red “In motu salus (salud desde el movimiento)”, que se estrenó de forma telemática con la presentación del trabajo que han hecho algunos de los mejores investigadores de España. Fernández insiste: “Hacer deporte ayuda a mejorar la inmunidad y, por tanto, con más motivo se debe mantener el ejercicio en plena pandemia”. Y advierte: “Lo que está claro es que el sedentarismo es un gran problema, es otra epidemia. Para las enfermedades crónicas es lo peor y, por tanto, privar a los afectados de poder salir a la calle a hacer ejercicio es un gran error, y a la larga pasará factura. Es como quitarles el tratamiento”. Durante el confinamiento se redujeron los niveles de actividad considerablemente, tal y como han comprobado los investigadores.

A falta de cerrar las conclusiones, ahí van unos consejos: realizar ejercicio físico de forma regular, sin ser excesivo; principalmente, al aire libre y adaptado en intensidad y en duración a la condición individual de cada persona. Así se mejorará la respuesta autoinmune. Palabra de expertos.

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