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El inaplazable reconocimiento del celador

Ha llegado la hora de reforzar este eslabón, pequeño pero importante, del Sistema Nacional de Salud

El pasado 5 de noviembre se celebró el Día del Celador. Desde la denominada “¡Plataforma Reconocimiento del Celador Ya!” hemos celebrado esa conmemoración como un día de reivindicación y de lucha.

En medio de esta pandemia que nos asuela y que ha dejado por el camino a millones de personas en el mundo, entre ellos, miles de profesionales sanitarios, las mujeres y hombres celadores queremos reivindicar nuestro papel en el sistema sanitario público.

A raíz del real decreto de 14 de julio de 2020, en medio de la primera oleada de la pandemia, en el que se excluyó al estamento de celadores como personal de riesgo –lo que suponía no conocer ni las funciones que realizamos ni asegurarnos los mínimos medios de protección–, se creó a nivel estatal la citada plataforma que, superando las siglas sindicales, planteó una serie de reivindicaciones, unas urgentes y otras a medio plazo, para mejorar la actual situación de los celadores.

La urgente, como no podría ser de otra forma, era nuestro reconocimiento como personal de riesgo. Gracias a la movilización y la presión de los celadores en todo el territorio nacional y en la mayoría de hospitales y centros de salud, se consiguió corregir en el siguiente real decreto de 7 de octubre de 2020.

Las otras, encaminadas a dignificar nuestra profesión y rescatar del olvido de las instituciones el papel que desarrollamos, pueden resumirse en modificar el estatuto que nos rige, crear un módulo de grado medio de Formación Profesional, equiparación salarial en todas las comunidades autónomas y revisión de los requisitos para acceder a la carrera profesional.

El estatuto que rige al celador es del año 1971, preconstitucional, y no está adaptado a las necesidades del sistema sanitario actual ni a las tareas que realizamos. Debería actualizarse no sólo en el contenido sino en la forma, dado que nuestras compañeras mujeres, mayoritarias en las plantillas, están excluidas del mismo.

En lo que concierne a la formación profesional, nuestra reivindicación pretende que quien quiera acceder a un puesto de celador tenga un mínimo de conocimientos y que estos estén reglados. Debemos ser de las pocas profesiones, si no la única, que no tiene una formación reglada.

Por último, se impone mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios. En este caso, de un eslabón pequeño, pero importante. Hacerlo realidad supondría reforzar y aumentar la calidad de los servicios del Sistema Nacional de Salud.

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