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La sangre, el “oro” rojo que nunca está de más

“Es irremplazable, insustituible”, señala la doctora Irma Argueta, quien anima a donar en tiempos de pandemia: “No hemos parado y ni un contagio”

La enfermera Cristina Álvarez prepara a Oliver García para donar JULIÁN RUS

Es muy valiosa, no hay dinero que la pague y solo se puede utilizar si hay alguien que esté dispuesto a dar un poquito (casi medio litro, 450 mililitros) de la que tiene (unos 5 litros) y que en 24 horas ya recupera. Es la sangre, el “oro rojo” que nunca está de más porque de ella depende la vida de muchas personas.

“Es irremplazable, insustituible”, resume la doctora Irma Argueta, una de las profesionales que trabaja para el Centro Comunitario de Sangre y Tejidos de Asturias, con puntos fijos de donación en las principales ciudades del Principado y unidades móviles que recorren durante todo el año la región con el objetivo de que los alrededor de 27.000 donantes inscritos actualmente en la Hermandad acudan a dar parte de su sangre.

“No hemos parado en todos estos meses pese a la pandemia y estamos muy contentos, pues no hemos tenido ningún contagio ni incidencia relacionada con el coronavirus”, explica satisfecha Argueta, quien se dice impresionada cada día que pasa por la gran solidaridad y altruismo de los asturianos. Y eso que lleva desde 2014 adscrita al centro.

Parte del éxito está en el estricto y sencillo protocolo que se sigue en cada unidad de donación, donde es básico acudir con mascarilla y se limita el número de personas en cada sala o autobús. En este último, como mucho, hay dos donantes al mismo tiempo, la desinfección es continua y hay instalados purificadores de aire.

Al llegar a la unidad móvil llama la atención el cartel colgado en la puerta: no se hacen test covid. “Mucha gente pregunta y piensa que se realizan pruebas a los donantes, pero no es así”, añade la doctora, quien deja claro que para donar hoy en día, al igual que antes de la pandemia, solo se necesita ser mayor de 18 años, estar inscrito en la Hermandad y tener buena salud.

Desinfección del autobús de donaciones

Se han introducido algunas novedades, tanto en las recomendaciones posteriores a la extracción como en el cuestionario previo. Condiciones lógicas como que, por ejemplo, no se debe acudir si se ha estado en contacto con un contagiado o en cuarentena reciente. Además, hay un plazo de dos semanas para avisar tras la donación si se da positivo en covid; y antes de hacerlo se debe responder a preguntas relacionadas con la actualidad de la pandemia (por ejemplo, relativas a viajes a lugares con muchos casos).

Cifras y datos

Hay 27.006 asturianos donantes, un 51% hombres; en 2020 hubo 2.116 altas, 1.229 menos que el año pasado; la sangre menos común en Asturias es A- y 0-, por tanto la más demandada.

Por lo demás, todo sigue igual. Tras rellenar el cuestionario, medir el hierro en sangre (se pide habitualmente que el valor de hemoglobina sea superior a 12,5 g/dL en mujeres y 13,5 en hombres) y tomar la tensión, llega el pinchazo. Luego, se requiere un poco de paciencia para reponerse, algo que se consigue con agua, refrescos y frutos secos que se facilitan en la unidad. Todo lleva media hora escasa. “Ayudar así es muy sencillo y de gran importancia porque la sangre no se consigue de otra manera y sin ella no hay operaciones ni se pueden realizar transfusiones, algo que se hace a diario”, insiste la doctora Irma Argueta

Antonio López, vicepresidente de la Hermandad de Donantes, y Carlos Sieres, tesorero, están contentos con la respuesta a cada llamamiento, si bien este año hay algo de descenso, por otro lado lógico por los recelos y temores ante la pandemia y la ralentización de la actividad: hasta mediados de diciembre se produjeron 35.904 donaciones, frente a 39.000 el año pasado en el mismo periodo. Ambos directivos insisten en la necesidad de que los jóvenes se animen.

Lo necesario para un trasplante de riñón son 8 unidades (450 mililitros) y de corazón, 20 unidades; en una operación de cadera, de 6 a 8 donaciones y en un parto complicado se requieren de 4 a 6 donaciones.

“La juventud es reacia, pero sin su ayuda no hay sangre, algo esencial”, señala Antonio López, que también es el socio más veterano en la actualidad, aunque tanto él como Sieres, por edad, ya no pueden donar, de ahí la importancia del relevo generacional. “Quizás ahora haya algo de miedo por el virus pero todo es muy seguro, antes sí que donar era heroico”, recalca el vicepresidente, natural de Panes (Peñamellera Baja). “El cura de entonces me reclutó. Me acuerdo de aquellas extracciones en las que iba un camión de los de ganado, con las neveras atadas con una cuerda”.

Oliver García es de los donantes de nueva hornada. Tiene 40 años y dona su sangre desde los 20. No suele fallar cada cuatro meses y así lo hizo en Oviedo días atrás, cuando acudió a la unidad móvil en la plaza de España, donde estuvo el equipo de la doctora Irma Argueta, compuesto por la enfermera Cristina Álvarez, la auxiliar Marta Avín y el conductor Goyo Seco.

“A día de hoy es más necesario que nunca”, sostiene Oliver García, quien no oculta que el covid le hizo dudar por seguridad. “Pero se toman todas las medidas y por tanto seguiré donando”, concluye con rotundidad.

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