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Para mamás lactantes en duelo: el testimonio de una gijonesa que se leerá en hospitales de toda España

Olaya Rubio publica un libro con su experiencia y otras recopiladas sobre la donación de leche materna tras la muerte del bebé

Olaya Rubio, tercera por la derecha, en la entrega de libros en el Doce de Octubre.

La gijonesa Olaya Rubio se quedó embarazada de su hijo Rubén y pasó meses preparándose para ser una mamá lactante. En el primer trimestre de gestación ya se había leído varios libros sobre el tema, contactó en cuanto pudo con asesoras de lactancia asturianas y asistió a todas las charlas sobre la alimentación materna y la donación que se impartieron en la región en los meses que duró su gestación.

Con Rubén en la tripa incluso visitó el Banco de Leche asturiano del HUCA para saber cómo funcionaba todo el protocolo porque no solo quería que su leche alimentara a su hijo sino que pudiera nutrir a otros que lo pudieran necesitar. Olaya lo tenía todo planificado y previsto menos lo que finalmente sucedió.

Nuestra lactancia no fue la proyectada. Rubén murió sin previo aviso en la UCI neonatal y nunca pudo probar la leche que estaba preparada para él”, cuenta Olaya Rubio.

Olaya Rubio y su marido, Jose A. Vega, descargando libros.

Olaya Rubio y su marido, Jose A. Vega, descargando libros.

Al día siguiente, con el duelo en plenitud y posiblemente con las fuerzas que le transmitía el hijo que no pudo acunar, la gijonesa volvió a contactar con el Banco de Leche y explicó que, pese al drama de lo sucedido, seguía queriendo donar la leche que le empezaba a subir.

“Afortunadamente -dice- ya me conocían y apoyaron totalmente mi decisión, me explicaron el protocolo, programaron la analítica de sangre y me hicieron la entrevista”, hila Olaya Rubio en su relato sobre aquellos momentos. Su decisión era firme. Ella quería donar la leche que no pudo alimentar a Rubén “o hacer algo diferente a la inhibición farmacológica”, que es lo que mayoritariamente se decide en las unidades neonatales españolas como intervención inmediata para supuestamente ayudar a esas madres en shock por una pérdida tan brutal. Algo que en muchas de las ocasiones, en demasiadas, se hace sin ni siquiera plantearles a las mujeres que pueda haber ninguna otra alternativa.

“Pronto comenzaría mi aventura en solitario. Iba a honrar la memoria de mi hijo, su vida valdría la pena”, añade Olaya Rubio. Pero tanta determinación como tenía esta gijonesa no hizo que se allanara ni un palmo el duro camino que le quedaba por recorrer.

Para mamás lactantes en duelo

Para mamás lactantes en duelo

Olaya no pudo leer en ningún libro el testimonio de una madre en duelo y donante de leche; y menos aún lograba encontraba a alguien que hubiera experimentado su misma crisis y que le pudiera responder a dudas vitales: ¿podría surgirle una crisis tras la lactancia?, ¿cuánto tiempo podría prolongar la donación?, ¿cómo se iba a sentir cuando su leche alimentara a otros niños que no fueran Rubén?, ¿realmente lo que hacía iba a ser mentalmente sano para ella?, ¿por qué no había más mujeres donantes?

Sentía la necesidad enorme de compartir lo que le había pasado con otras madres que hubieran vivido lo mismo, que hubieran sido donantes con un bebé difunto, y solo cuando le ayudaron a encontrarlas su alma intranquila logró algo de paz. En ese increíble grupo de comadres buscó y encontró consuelo: “Me hicieron sentir normal y pude ver la luz al final del camino. A fin de cuentas, no era tan diferente, ni estaba loca... Tampoco me estaba creando un duelo patológico, ni jugando a las mamás (como me sugirió una psicóloga...)”, relata.

Han pasado tres años y todo lo que vivió entonces Olaya Rubio, sus dudas, sus inquietudes, sus inseguridades, sus miedos, pero sobre todo, lo mucho que aprendió en el camino, tiene forma ahora forma de un libro.

Para mamás lactantes en duelo

Para mamás lactantes en duelo

Ese libro se titula “Madre también: alimento para el alma” y salió de imprenta hace solo unos días. Los suficientes para que ya haya empezado su distribución por toda España. Ayer llegaba una remesa al Hospital Doce de Octubre de Madrid y hoy se hará otra entrega en Castilla-León. Porque el libro, impulsado por la iniciativa solidaria Movimiento.Rubén -nacida al calor de la experiencia de Olaya y de otras familias como la suya-, siempre se planeó como un apoyo para aquellas madres lactantes que pudieran, como la autora, necesitar la ayuda de otras semejantes.

El libro está siendo donado a hospitales y bancos de leche de forma altruista para que su accesibilidad sea absoluta, aunque también se comercializa en Amazon

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El libro está siendo donado a hospitales y bancos de leche de forma altruista para que su accesibilidad sea absoluta, aunque también se comercializa en Amazon y con la compra se sigue dando impulso a la citada red de solidaridad. En realidad la obra, dice Olaya, es otro hito del Movimiento Rubén. “Muchas de las familias que han hecho posible este libro pertenecen al Grupo de Ayuda mutua virtual (GAMV) en WhataApp de Movimiento Rubén, conocido como Donantes con estrella, del que mayoritariamente forman parte mamás en duelo lactantes que han donado leche con bebé estrella o arcoíris o les gustaría haberlo hecho. En él nos ayudamos en esta lactancia tan desconocida, tan única como insólita de igual a igual y donde, unidas por un tema que a todas apasiona, hay matronas, asesoras de lactancia, terapeutas ocupacionales, maestras, enfermeras e incluso escritoras”, explica Olaya Rubio, que también es miembro de la Asociación Brazos Vacíos de Asturias.

Olaya Rubio y su marido José A. Vega estuvieron ayer en Madrid y acompañados de amigas de batalla incluida Nadia Raquel García Lara, la presidenta de la Asociación Española de Bancos de Leche, vieron cómo se cumplía su sueño de volver a honrar a su hijo con un libro de apoyo a otras familias. Un libro que seguro conseguirá cubrir algunas lagunas que Olaya descubrió que existían en torno a la donación que ella misma llevó a cabo. En una investigación particular que la gijonesa abordó entre madres que habían pasado por ese trance, la gran mayoría contaba que simplemente les habían cortado la leche con un fármaco sin informarles de más opciones; alguna creía que era una donación ilegal, otras más hubieran querido tener esa opción presente y alguna habría querido hacerse al menos una joya de leche como recuerdo de su hijo fallecido. Porque también puede hacerse. Y de eso también habla el libro.

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