La decisión de paralizar temporalmente la vacunación de dosis de AstraZeneca ante los supuestos efectos adversos detectados ha supuesto un duro revés emocional y ha provocado que muchos miren con recelo la inmunización de la farmacéutica inglesa. De hecho, desde la Conselleria de Sanidad temen que cuando se retomen las vacunas con el personal docente haya gente que inicialmente sí había dado su consentimiento y que no acuda a la cita. Pero, ¿cuáles son los motivos psicológicos de esta reticencia ante una vacuna cuya finalidad innegable es salvar vidas?

"La paralización de la vacuna ha disparado los niveles de ansiedad y desasosiego, tanto en las personas que ya de entrada tenían cierto temor respecto a los efectos secundarios de las vacunas como en otras personas que no tenían ese miedo pero que este tipo de noticias sobre posibles trombos les está infundiendo desconfianza", explica la psicóloga Consuelo Tomás, especialista en psicología clínica, quien analiza el impacto emocional que ha tenido esta decisión sanitaria.

"Uno de los factores que más ansiedad nos genera a nivel emocional es la incertidumbre", argumenta Tomás, quien aprecia que el grupo de personas que se han visto más afectadas por esta paralización son aquellas que tienen unos niveles elevados de intolerancia a la incertidumbre. "La intolerancia a la incertidumbre se desarrolla en las personas que consideran que no tienen una información relevante o suficiente", aclara.

Para volver a generar confianza en la vacuna entre la población la experta remarca que lo más importante es informar desde la neutralidad y la transparencia, no intentar convencer, que sea cada uno el que tome la decisión libremente pero teniendo en cuenta que no es solo una responsabilidad individual.

Así, ve positivo que las informaciones sobre los posibles efectos adversos graves salieran a la luz y no se hayan ocultado, porque en ese caso hubiera generado más recelo y desconfianza en la población. Pese a esta transparencia, indica que siempre habrá gente que considere que no se está diciendo toda la verdad.

Asimismo, otro grupo de personas con dudas tras la paralización de la vacuna de AstraZeneca son aquellas que quieren tener todo en la vida muy claro, con "pensamientos rígidos dicotómicos, que ven las cosas o blancas o negras". "Éstos lo están pasando mal porque ante los efectos detectados se están replanteando su decisión de vacunarse porque necesitan tener la certeza al cien por cien de que no va a haber ningún efecto adverso cuando realmente cualquier tipo de vacuna o medicación puede tener algún efecto secundario", argumenta la psicóloga.

Por otra parte, están las personas que son muy perfeccionistas, que se ponen unas metas en su cabeza y en el caso de que no lleguen a las mismas se sienten muy frustrados. "Están continuamente buscando información sobre el tema de las vacunas, les resulta complicado poder llegar a tomar la decisión porque al 100 % nunca van a tener la información que desean». Así, Consuelo Tomás sostiene que el hecho de que pudieran darse posibles efectos adversos graves «hace que estas personas todavía tengan muchísimas más dudas y se sumerjan en un mar de incertidumbre".

Pero no solo se ha producido un impacto en los que eran reticentes a la vacuna o tenían dudas, la especialista explica que incluso en aquellas personas que estaban deseando vacunarse y lo celebraban con júbilo también se están dando problemas en el estado de ánimo "porque esta alegría inicial que tenían ahora empieza a tornarse en cierto desasosiego o apatía". «"Esta euforia inicial va perdiendo fuerza, por un lado porque tienen miedo a los efectos secundarios y por otra parte, como el ritmo de vacunación está siendo muy lento el estado de ánimo va decayendo", es lo que se conoce como la fatiga pandémica al prolongarse en el tiempo.

No hay que olvidar tampoco el grupo de personas con problemas previos de tipo hipocondriaco. "Independientemente de lo que está pasando con AstraZeneca estas personas ya experimentaban miedo ante la enfermedad, y ahora que se está vinculando el trombo cerebral con la administración de esta vacuna sus temores aumentan de forma considerable agravándose su hipocondría". En este caso, tanto si se han vacunado como si no, están experimentando unos niveles de ansiedad muy elevados.

Respecto a los que ya se les ha administrado la primera dosis y todavía tienen que recibir la segunda, el nivel de incertidumbre aumenta ante la espera de la segunda dosis. Así, aquellas personas a las que vacunaron justo antes de que paralizaran el proceso con AstraZeneca han vivido días angustiosos, llegando a replantearse ponerse la segunda dosis cuando llegue el momento.

Elegir la vacuna

Por último la especialista reconoce que hay un grupo de ciudadanos descontentos porque no pueden elegir qué tipo de vacuna les van a poner. "Sí que están dispuestas a vacunarse pero que no quieren que sea con AstraZeneca porque le han cogido miedo", aclara.

Uno de los problemas de fondo de toda esta incertidumbre es, según su opinión, que se pasó muy rápido de tener una vacuna a vacunar sin darle una información clara a los ciudadanos. "Hubiera sido idóneo y en este momento continúa siéndolo, la creación de equipos interdisciplinares, con profesionales de psicología, para poder ayudar a las personas a que tomen una decisión libremente valorando los beneficios de la vacuna". "Es una responsabilidad colectiva, no tenemos que pensar solamente en nosotros, todo en la vida tiene riesgos, cualquier fármaco puede tener efectos secundarios, hay que valorar el beneficio que va a tener frente al posible riesgo que pueda haber", concluye la experta en psicología.