La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La trinchera anticovid de la viñetista audaz: cómo se cuenta una pandemia en ilustraciones

La médica e ilustradora Mónica Lalanda ha radiografiado la pandemia de covid-19 con tiras épicas, pedagógicas y satíricas: “Nunca hizo tanto daño la política mal entendida”

Las Meninas, con covid.

A lo largo de la batalla contra el covid-19, cada uno ha ocupado su propia trinchera. Los más afortunados han podido elegir su ubicación. A otros, en cambio, les fue impuesta. La polifacética doctora Mónica Lalanda es de las contendientes que, viendo el oscuro panorama pandémico, adoptó un papel activo pese a ser, desde hace años, una “médica sin fonendo”.

En efecto, decidió ponerse en marcha desde sus otras vertientes profesionales: ilustradora y experta en bioética.

La trinchera anticovid de la viñetista audaz Pablo ÁLVAREZ

Las viñetas de esta palentina afincada en Valladolid han ido jalonando los diversos episodios de la pandemia. En conversación con LA NUEVA ESPAÑA, evoca aquellas primeras escaramuzas. “El mundo miraba a China con sorpresa y escepticismo. Para la gente de la calle resultaba difícil determinar si había un peligro real”.

Admite que ella misma, como tantos, llegó a criticar lo que consideraba actitudes alarmistas. Con humildad, no ha querido borrar del mapa aquella viñeta en la que proclamaba que “el sensacionalismo y la falta de rigor están desatando el pánico”. No, no la oculta: “Me hace sentirme culpable de no haber sido más crítica con la información oficial”.

Desde fuentes gubernamentales se insistía en que la mascarilla no era necesaria, pero la evidencia se acumulaba en contra de esta tesis. El problema era que no había prendas de protección ni siquiera para muchos profesionales sanitarios. La doctora Lalanda ilustró de múltiples maneras estas controversias. Incluso llevó a cabo “una búsqueda sobre materiales útiles que pudieran servir para confeccionar mascarillas caseras”.

Le dieron mucho juego las mil maneras de usar mal los cubrebocas. También aquella equiparable a usar el taparrabos para cubrir el ombligo... Y, emulando a los soldados estadounidenses con su bandera en Iwo Jima, durante la Segunda Guerra Mundial, hincó la mascarilla, sujeta a un mástil, en la cumbre mas prominente que pudo encontrar, para que nadie dejara de verla.

En sus sátiras, como si de radiografías se trataran, la artista incluyó críticas a las actitudes de los políticos ávidos de obtener réditos electorales. “Nunca la política mal entendida hizo tanto daño a los ciudadanos”, sostiene a día de hoy.

Llegada la desescalada, reflejó el estupor de los sanitarios ante la relajación de las medidas preventivas. Asimismo, hizo pedagogía exponiendo nuevas evidencias científicas. Por ejemplo, que el riesgo, como el amor, también podía estar en el aire.

Entre su abundante producción relativa a la pandemia de coronavirus, ¿cón qué imagen se queda Mónica Lalanda? “La viñeta más significativa para mí es el médico sin mascarilla ni protección, luchando con su tirachinas”, asevera. Y puntualiza: “Ellos, mis colegas sanitarios, son los verdaderos héroes”.

Sanitarios desnudos. Palabra de artista.

Compartir el artículo

stats