En la antigüedad, las especias eran un recurso valioso para muchos pueblos, utilizadas por los egipcios para las técnicas de embalsamamiento y por los romanos para conservar los alimentos durante largos periodos. Pero eran conocidas en todo Oriente por sus increíbles propiedades, útiles en la cocina y como remedio para dolencias y enfermedades.

Con el tiempo se convirtieron en un bien preciado y codiciado, hasta el punto de ser considerados como el oro. Occidente se vio abrumado por estos particulares aromas y así comenzaron a difundirse cada vez más.

Aunque ya no se utilizan como medicina pura, algunos remedios de la abuela siguen utilizando ciertas especias para aliviar síntomas y dolencias menores.

Hoy en día, el azafrán es la planta más codiciada, de la que se obtiene el "oro rojo", un producto muy utilizado en la cocina. Mucha gente la descarta, pero podría ser una especia antioxidante estupenda para la digestión y una aliada del metabolismo y la salud cardiovascular.

La nuez moscada también parece ser especialmente popular en el ámbito culinario porque su sabor es intenso y enriquece muchos platos sencillos, como las patatas o la bechamel. Se puede comprar en prácticamente todos los supermercados, directamente en polvo o rallado. Procede de una planta llamada Myristica fragrans, un árbol que puede alcanzar los 20 metros de altura y que es típico de las islas Molucas.

Aunque no es del todo conocida, la cáscara de la semilla, el macis, es un recurso increíble de color rojo brillante.

Tras unas semanas de secado, adquiere un color que tiende al amarillo o al naranja, el sabor es menos fuerte y decidido que el de la nuez moscada, por lo que es delicado y dulce.

El arillus también tiene extraordinarias cualidades nutricionales, aunque es especialmente rico en hidratos de carbono, pero normalmente sólo se necesitan unos pocos gramos para condimentar un plato.

Mucha gente lo descarta, pero podría ser una especia útil que proporciona un importante aporte de carotenoides. Es rica en potasio, calcio, magnesio, fósforo, contiene vitaminas A, B6 y C y tiene propiedades antioxidantes. Por esta razón, parece ser útil para promover un metabolismo saludable, la salud cardiovascular y el mantenimiento de huesos y dientes sanos.

En la antigüedad, en la medicina popular tradicional, se utilizaba como remedio natural contra la depresión, las infecciones, para facilitar la digestión y como afrodisíaco.

Hoy en día, en pequeñas cantidades, es un ingrediente adecuado para hacer especiales los platos de carne o pescado, los licores e incluso los cócteles, como el bloody mary. Pero además de dar sabor a tartas saladas, sopas y salsas, también puede utilizarse para aromatizar cremas dulces, postres, pasteles, galletas y mermeladas para acompañar al queso. También puede añadirse a nuestros tés calientes e infusiones para añadir sabor y carácter.