Por quinto año consecutivo, la Asociación de Internautas ha realizado una comparación de los precios y de la calidad del ADSL en Europa, con un total de 27 países. El ADSL en España es el quinto con menor capacidad, pero a su vez es el octavo más caro por precio absoluto y el sexto más caro por precio relativo.

Respecto al coste de acceso mensual, es donde menos estabilidad ha habido ya que sólo cinco países, entre ellos España, no han modificado el precio. En este terreno hay para todos los gustos, desde quien ha rebajado de forma notable, como BT en el Reino Unido (casi un 58 por ciento) hasta quien ha disparado las conexiones de forma que podría decirse escandalosa, como es el caso de Lituania que ha multiplicado el coste casi por 12.

El coste medio de la conexión es de 33,40 euros al mes lo que significa un aumento del 5,26 por ciento respecto a 2011; con este dato 13 países están por encima de dicha media, entre ellos España. Con estos datos el acceso que pagan los españoles se ha convertido en el octavo más caro en términos absolutos.

El resto de países, incluso Lituania a pesar de la salvaje subida, se encuentran por debajo de ese dato. La conexión más barata en términos absolutos es la de Portugal que ha pasado a costar 14,99 euros, y la más cara la de Polonia que se ha multiplicado por cuatro hasta los 64,53 euros al mes.

Este aspecto es todavía más revelador si se tiene en cuenta lo que cuesta realmente la factura respecto al país. Como pasó con el caso de los billetes de metro, no es lo mismo pagar un euro y medio en España que pagarlo en Francia o Reino Unido. No es lo mismo que un español tenga que pagar 40,90 euros por su ADSL a que tenga que hacerlo un sueco.

En términos relativos a la renta disponible la conexión analizada de Telefónica es la sexta más cara de las vistas; se mantiene en esta posición con respecto al año pasado e incluso se ha mejorado la situación, abaratándose el acceso alrededor de un 8 por ciento en términos de renta.

Según la Asociación de Internautas, al comparar conexiones con un coste absoluto similar (entre 40 y 45 euros al mes), los españoles necesitarían 15 horas para pagar la factura mientras que un finés solo trece. "Esto significa que un residente en estos países disponen de más renta para otros fines", declara la asociación.

La comparación es mayor todavía con Reino Unido, pues un británico necesitaría trabajar menos de la mitad que un español, seis horas, para pagar una factura similar.