Whatsapp se ha convertido en un clásico en tu teléfono móvil y en el de miles de españoles. Sólo hace falta ver cuántos memes se reproducen en redes sociales cada vez que se cae el servicio. La buena conexión de la red que gestiona la aplicación se ha convertido casi en una cuestión de estado. Pero, ¿te acuerdas cómo era la aplicación cuando dio sus primeros pasos? La Wikipedia asegura que la empresa se fundó hace nueve años. Casi una década aunque parece ayer cuando lo instalaste. ¿Te acuerdas de lo que ha cambiado?

No había “última hora de conexión”

No, no la había. Parece difícil de creer pero cuando empezaste a utilizar el Whatsapp no existía el servicio que permite conocer la última hora de conexión de los usuarios que usan la aplicación. Esta opción se estableció pocos meses después como una mejora. Pero no lo fue. Esa última hora de conexión acabó con decenas de parejas. Hizo que naciera la desconfianza entre cientos de personas. Fue tal la que se lio que Whatsapp acabó dando la opción a sus seguidores de ocultar la última hora de conexión. (Aquí te contamos cómo ocultar que estás en línea).

Nadie sabía si habías leído un mensaje

“Anda, no había leído tu Whatsapp”, esa frase colaba antes, cuando no existía el “tick azul”. Antes había dos “ticks” al lado de cada mensaje: el primero indicaba que había sido enviado, el segundo que había sido recibido (si este segundo no aparecía es que la persona en cuestión te había bloqueado o tenía el móvil apagado). Aunque la empresa negó una y otra vez que ese segundo “tick” reflejara quién había leído el mensaje y quién no las teorías conspirativas no dejaban de surgir: hasta que llegó el “tick” azul.

Estabas más protegido (o al menos lo estaban tus datos)

De aquella Whatsapp no compartía tus datos con nadie. En cuanto empezó a tener éxito la empresa se vendió a Facebook y entonces empezó el lío de compra y venta de datos. Gracias al Whatsapp la compañía americana tiene mucha más información sobre ti: sabe hasta dónde estás.

No había grupos

Seguramente a día de hoy ya no puedes vivir sin los grupos de Whatsapp. Aunque bien pensado igual hasta vivirías mejor. La llegada de los grupos hizo que fuera más fácil reírte con tus amigos de lo sucedido un fin de semana pero también sirvió para estar en permanente contacto con todos tus compañeros de la oficina llevándote (aún más) el trabajo a casa.

No se podían borrar los mensajes

El problema que surgió con los grupos de Whatsapp es que (como todos somos humanos y nos confundimos) muchas veces enviabas una foto o un vídeo al grupo que no es. Imagina, como en el ejemplo anterior, que querías enviar una foto de una fiesta en la que no sales demasiado bien a tus amigos y se la acabas enviando a tu jefe. Los responsables de las mejoras de esta aplicación se dieron cuenta de este problema y lo atajaron. Con las nuevas versiones tienes siete minutos

No había mensajes de audio

No, no los había. Tenías que escribirlo todo. No podías mandar un audio de cinco minutos contando tu última cita. Pero eso tenía algo bueno: la gente no te miraba raro por la calle por ir hablándole a un móvil cogido con la mano en horizontal.

Costaba dinero

Sí, costaba menos de un euro. Muchos se quejaron entonces de que se cobrara. Claro que hubo quién le contestó que no era lógico quejarse por pagar 80 céntimos por una aplicación que ibas a usar todos los días durante horas en un móvil que a buen seguro te había costado más de 500.

Y lo que viene: aún más secretismo

Pero Whatsapp no ha parado de evolucionar. En un futuro incorporará más privacidad en sus mensajes permitiendo incluso que algunas conversaciones las protejas con contraseña. Vas a poder incluso comprar ropa o bienes.