Las famosas “cookies” que permiten a las empresas controlar tu historial de navegación y que hacen que, muy posiblemente, la publicidad que te salga a la izquierda o sobre estas líneas no sea la misma según donde vivas o las búsquedas que hayas hecho en internet, han supuesto toda una tortura para una mujer americana que perdió a su hijo como consecuencia de un aborto y para la que entrar en la red suponía cada día un infierno en el que no le dejaban de recordar el hijo al que había perdido.

La periodista en cuestión (editora de vídeo en el Washington Post), buscó durante el embarazo cosas relacionadas con crianza y niños en redes sociales. Luego perdió al hijo pero el robot de la red no olvidó lo que había pasado y siguió ofreciendo constantemente anuncios relacionados con bebés. Tanto que ella se hartó y acabó publicando una carta abierta a estas redes sociales en su Twitter que por su interés te reproducimos a continuación en su tuit.

En la carta la periodista reprocha a las redes sociales que no estuvieran atentos sus ordenadores cuando buscó “porqué el bebé no se mueve” o cuando estuvo tres días completamente ausente de redes sociales… Ahí, asegura la propia afectada, ya se daban pistas de que algo malo estaba pasando.

La polémica llega justo cuando Google y Facebook (tan puritanos para algunas cosas normalmente relacionadas con el sexo), han decidido bloquear todos los anuncios que tienen que ver con el aborto. El buscador más conocido del mundo ha hecho público, además, el proceso que tienes que seguir para dejar de ver determinada publicidad. Tal y como destacaba esta mañana en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER un experto en tecnología “el problema es que cuando la publicidad la controlamos los seres humanos tendemos a olvidar, en cuanto esa posibilidad pasa a manos de las máquinas éstas no olvidan y te siguen ofreciendo lo mismo una y otra vez hasta que compres”.

El bloqueo por parte de Google y Facebook de la parte de la vida “menos amable” estaría detrás de la razón por la que a la periodista que denunció este caso no le cambiaron los anuncios que le salían en las páginas web y en las redes sociales a pesar de que cuando superó el aborto empezó a buscar términos como “muerte feto” o “muerte bebé”. Lo cierto es que en muchas ocasiones se ha criticado (sobre todo a raíz de las ya famosas “fake news” que popularizó Trump y de la existencia de “granjas de bots” en Rusia que trataban de influir en el voto de las elecciones democráticas), la tendencia de estos robots controlados por algoritmos a mostrar sólo a los consumidores tanto de Google como de redes sociales la parte más “amable” de la vida: aquello con lo que siempre estás de acuerdo o que te remueve tu conciencia. Una de las herramientas más útiles, por ejemplo, a la hora de lanzar mensajes políticos. No en vano en las elecciones americanas los partidos optaron por lanzar mensajes diferentes según los gustos y el historial de “me gustas” y navegación que hacía un usuario en redes sociales.