"Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas". Este casi podía ser el lema de esta edición de la feria de electrónica de consumo -CES- que se celebra estos días en la ciudad estadounidense y que, este año, acoge sin tapujos la tecnología sexual, vista con recelo en el sector hasta el momento.

Vibradores femeninos, masturbadores masculinos, estimulantes de placer y todo tipo de juguetes se exhibieron abiertamente por primera vez en la mayor feria de electrónica del mundo. A su lado, las últimas novedades en televisores, ordenadores, drones, robots industriales y vehículos autónomos.

Masturbador masculino

Entre los objetos más llamativos se encuentra el Max 2, un masturbador masculino con la forma de un contenedor cilíndrico. Consiste en un tubo de plástico con el interior de látex y una clavija que simula una vagina. Se conecta por Bluetooth a una aplicación móvil desde la que el usuario regula el grado de vibración y de contracción del aparato. "Para las relaciones a distancia, con la aplicación se puede controlar el masturbador desde cualquier parte, de manera que, por ejemplo, si un chico se encuentra en Hong Kong y su pareja en Las Vegas, con Max 2 pueden seguir practicando sexo aunque les separen miles de kilómetros", apuntó Gerard Escaler, jefe de marketing de la firma hongkonesa Lovense, autora de este juguete suxual para hombres. "Nos dirigimos a cuatro escenarios distintos: relaciones a distancia, placer individual, profesionales del sexo y parejas que quieran probar cosas nuevas", explica Gerard.

En el CES también se exibió una amplia gama de vibradores femeninos de la firma Satisfyer basados en tecnología de ondas de presión de aire con las que estimular el clítoris sin necesidad de contacto. Estos aparatos también se pueden controlar de forma remota y se pueden conectar con Spotify o Apple Music para que las vibraciones sigan el ritmo de la música.

Productos sexuales en el CES

A mediados de 2019, la Asociación de Tecnología para Consumidores (CTA, siglas en inglés), la organizadora de CES, decidió que 2020 fuera un "año de prueba" en el que por primera vez se pudieran mostrar abiertamente productos sexuales, e incluso se creó un premio de tecnología sexual dentro de la categoría de salud y bienestar.

El anuncio rompió con una tradición de años en la feria que prohibía de forma explícita en sus políticas la exhibición de productos que pudieran ser percibidos como "inmorales, obscenos, indecentes o profanos".

Esta norma provocó gran revuelo el año pasado, cuando la organización premió y posteriormente retiró el galardón a la empresa emergente Lora DiCarlo por la fabricación de Osé, un robot de masajes femenino para estimular el orgasmo. Las redes sociales cargaron contra esta decisión por considerarla una medida sexista que menoscababa un producto destinado al disfrute sexual de las mujeres. CTA se vio forzada a volver a considerar válido el premio, a emitir una disculpa pública y a comprometerse a reconsiderar su política con relación a la tecnología sexual.