El creciente uso comercial en internet ha originado también el desarrollo de actividades fraudulentas de redes que buscan hacerse con nuestros datos para sacar provecho de ellos. En respuesta, las diferentes plataformas, tanto las que venden bienes o servicios como las que manejan datos confidenciales, han incorporado nuevas y más rigurosas medidas de seguridad.

Reforzar las garantías siempre es una buena noticia para los usuarios, pero en ocasiones algunos de estos métodos no solo pueden retrasar nuestras operaciones online, sino incluso convertirse en un auténtico engorro.

Uno de los filtros que habitualmente encontramos al comprar en internet son los 'captcha', esos textos distorsionados con los que se validan muchos formularios. Con ellos, el usuario demuestra que es una persona y no un robot, generalmente un software automatizado que busca acceder a una cuenta con contraseña, publicar spam o propagar virus. Los 'captcha' son habituales para realizar compras online, publicar comentarios o registrarse en páginas webs.

Antes bastaba con clicar en una opción del tipo 'No soy un robot', pero posteriormente este método se ha ido sofisticando. Así, es habitual que los formularios pidan teclear una secuencia de letras o números distorsionados. Pero, en un paso más, muchas plataformas exigen test más complejos. Un ejemplo son los que piden clicar entre varios ejemplos las fotografías que contiene un objeto determinado: un coche, un árbol, una señal de tráfico€

¿Qué significa 'captcha'?

La palabra 'captcha' procede de las siglas en inglés de 'Test de Turing Público y Automático para distinguir a los Ordenadores de los Humanos' ('Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart').

Los 'captcha' también cuentan con versiones en audio para los discapacitados visuales.

El nombre de Turing proviene de Alan Turing, el matemático y científico británico que trabajo para descifrar el código Enigma, el método en clave de las comunicaciones de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Él fue quien creó una prueba para determinar la capacidad de un ordenador de actuar digitalmente como un humano.

El fin fundamental del método 'captcha' es precisamente el de detectar la condición de humano del usuario, descartando a los robots o softwares programados para fines no deseados o, directamente, fraudulentos.

Sin embargo, estos test han pasado de ser un mero trámite para los usuarios a convertirse en ocasiones en un obstáculo que no siempre se supera a la primera.

Pero la creciente complejidad de estos filtros tiene una explicación. Los hackers han ido sofisticando sus métodos, con la inteligencia artificial como gran aliado, de forma que han programado 'bots' capaces de superar algunos de estos 'captchas'.

'reCaptcha' y 'reCaptcha v3'

Con este riesgo en mente, empresas e instituciones han dotado a estas pruebas de una mayor complejidad. Así apareció el 'reCaptcha', desarrollado por Google, y que mostraba en un principio palabras escaneadas de textos. Posteriormente, el gigante de internet incorporó nuevos métodos, como algoritmos que distinguían el comportamiento del usuario en internet para distinguir a los humanos de las máquinas.

En esta permanente lucha entre hackers y prestadores de servicios en internet los test siguen evolucionando y, en ocasiones, complicando, aunque la idea y el desafío de los operadores legales en internet sigue siendo la de crear filtros seguros y a la vez, sencillos.

En este sentido, el 'reCaptcha v3', igualmente impulsado por Google, tarta de evitar estas pruebas interactivas para validar a los usuarios como humanos a través de datos a los que tiene acceso, entre los que se incluyen, por ejemplo, los de los movimientos del ratón.