«Todo podría hacer indicar que este es el momento» de acelerar la transición hacia la movilidad sostenible. La evidencia del desafío climático, confabulada con la orientación de los fondos europeos en esta dirección, la escalada en el precio de los carburantes o «la presión regulatoria sobre la movilidad, con medidas como las zonas de bajas emisiones en las grandes ciudades», dibujan claramente los contornos de una oportunidad para un país donde la fabricación de automóviles tiene además «un importante efecto tractor sobre el PIB y el empleo» .