A Kamila nada es capaz de borrarle la sonrisa. Ni siquiera el tumor cerebral que le diagnosticaron cuando tenía siete años y que ha obligado a su familia a mudarse cerca del HUCA para poder asistir a todas las citas médicas. La enfermedad afectó a su nervio óptico y Kamila perdió parte de su visión por eso multiplica su esfuerzo diario para no quedarse atrás en el colegio. Es feliz haciendo "covers" de su cantante favorita Aitana y jugando con Blacky, un pequeño caniche negro que no se cansa de lanzarle la pelota. "Mi palabra favorita es resiliencia, la he aprendido este año y me ha ayudado mucho", asegura. Su discurso para animar a otros niños que estén pasando por una enfermedad como la suya es un ejemplo de superación.