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Elena Vélez

Un año de pandemia

Ignacio Álvarez Villar, taxista: “Antes trabajaba con alegría y los ingresos eran considerables, ahora no tiene nada que ver, el covid nos ha dado un hachazo”

El conductor profesional, en ERTE en la tercera ola de la pandemia, calcula que ha perdido el 50% de sus ingresos en el último año

“Cuando yo empecé en el sector del taxi hace dos años esto era otra cosa, se trabajaba con alegría y los ingresos eran considerables, ahora no tiene nada que ver, el covid nos ha dado un hachazo”. Ignacio Álvarez Villar, ovetense de 58 años, trabaja como taxista asalariado desde hace dos años y asegura que desde el inicio de la pandemia sus ingresos se han reducido a la mitad. Además, es diabético, y por tanto pertenece al sector de población con mayor riesgo de padecer una enfermedad grave por coronavirus.

“A nivel personal me ha afectado doblemente porque soy de alto riesgo y estaba todo el día llevando gente positiva en covid-19 porque el taxi es un servicio público. No le vas decir que no  a una persona enferma o que tiene que hacerse una PCR en el autocovid”, explica con el coche estacionado en el entorno del barrio de San Lázaro. No lo puede arrancar porque está de ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) y, por tanto, no puede dar servicio. “También estuve en ERTE en la primera ola de la pandemia, luego em la mal llamada nueva normalidad, trabajé, pero la situación económica actual y mi salud me han vuelto a llevar al ERTE”, comenta.

Ignacio trabajó la mayor parte de su vida como comercial especializado en nuevas tecnologías, pero decidió tomar un nuevo rumbo cansado de hacer una media de "700 kilómetros al día recorriendo catorce provincias" y durmiendo fuera de casa. Así, su herramienta principal sigue siendo el coche.

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