Un día de hace cuatro años Antonio Villa, Toño el de Nueva, sirvió a José Antonio Campoviejo guisantes de lágrima y le hizo llorar. De alegría. Desde entonces, el cocinero de Arriondas (Parres), uno de los más veteranos de Asturias en la Guía Michelin con su estrella, tiene grabado a fuego el número del agricultor de Llanes en el móvil. “Cuando logras una comunión como la que yo tengo con Toñín, no hay palabras. Qué más se puede decir ante esos tomates, sus guisantes de lágrima, las lechugas que sirve, los calabacines... Te rindes al producto de cercanía sin más”, resume Campoviejo. La boca se le hace agua.
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