Una hora y media caminando por la nieve para recorrer dos kilómetros y lograr que el proceso de maduración de los quesos de Cabrales siga su curso de forma correcta. Eso es lo que tuvieron que hacer el pasado martes Carlos López y su mujer Sara Fernández para alcanzar los 1.500 metros de altitud de la cueva Maín, donde guardan parte de los quesos reserva de la quesería Maín.