Diego Canga se rindió a una de sus debilidades tras finalizar el encuentro electoral en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Al llegar ya había visto el piano que hay en el salón de actos de la sede central del periódico, que ya tocó brevemente. Pero fue al final de la tanda de preguntas de los lectores y sus dos minutos de alegato final cuando tomó asiento al piano y se permitó teclear los acordes de un blues en do, una imagen que quedó grabada y posteriormente colgó en cuenta personal de Instagran con un mensaje de lo más descriptivo: «No me pude resistir».

El candidato autonómico del PP ha hecho de su cuenta en esa red sociaal uno de sus instrumentos más personales en esta campaña electoral, que ya enfila su recta final y decisiva. De hecho, este martes colgaba la foto de su voto, que ejerció en el consulado de España en Bruselas y ayer en el encuentro con los lectores no dudaba en afirmar que muchos asturianos residentes en el extranjero, como es su caso, «me identifican como el símbolo de la diáspora, mucha gente se ha identificado conmigo» para acabar con una pulla a los gobiernos socialistas del Principado: «Nos sentimos ninguneados ante el desinterés de tu