El bar de la estación de autobuses de Ribadesella se ha convertido en toda una meca de la gastronomía. Cada día más personas peregrinan hasta allí para degustar su tortilla y su rollo de bonito, los platos estrella que cocina Loli, su dueña. Una receta que aprendió con solo once años y que ahora ha convertido a su bar restaurante en un lugar de peregrinación.
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