Hace un año, recuerda un veterano ferroviario de la región, subirse en un tren en Asturias y bajarse en Madrid era "como ir a la tómbola y probar suerte". Y lo explica a vuelapluma. "No es que el tren en sí, el Alvia, fuese un mal convoy: es que rodear la Cordillera por la Rampa tenía lo suyo, en tiempos y también en riesgo, algo de lo que casi no se habla".
Hablar hoy, 24 de noviembre de 2024, de la Rampa de Pajares puede parecer retroceder en la máquina del tiempo, pero hace 361 días era la única vía para que un tren saliese de Asturias con destino la Meseta. Desde el Principado a Madrid había que invertir unas cinco horas y cuarto y esperar que no hubiese ningún contratiempo: una nevada que bloquea la vía, un accidente por problemas en la infraestructura, la necesidad que hubo durante años de dar marcha atrás hasta León… Una odisea, con un servicio menguante y una eterna refriega política. Asturias se quejaba, y con razón, del aislamiento con la Meseta.