Como hicieran antes su padre, Felipe VI, y su abuelo, Juan Carlos I, la princesa Leonor se ha embarcado este miércoles en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, un paso clave en su formación militar. Tras zarpar de Cádiz el sábado, en una despedida en la que participarán los reyes, Leonor recorrerá el continente americano durante cinco meses.El periplo es muy similar al que llevó a cabo el actual monarca en 1987, y por ello Felipe VI le ha dedicado a su hija la parte más personal de su discurso de la Pascua militar del lunes. "Es una experiencia que muy seguramente quedará, como me pasó a mí y también a tu abuelo, entre tus mejores recuerdos de la formación militar", le ha trasladado.
El día a día en alta mar de la Princesa de Asturias
"El horario para los guardiamarinas embarcados comienza a las 8 de la mañana con clases, incluido el deporte en la cubierta del barco. Al orto, salida del sol, se toma una línea de posición y al mediodía la meridiana, cuando el sol alcanza su máxima altura sobre el horizonte. Con todo ello se determina astronómicamente la posición en la que se encuentra el barco sin necesidad de recurrir al GPS. La tarde se dedica se dedica a faenas marineras en los aparejos; cada alumno tiene asignado el cuidado y manejo de una de las veinte velas que conforman el aparejo del barco, esperemos que a ella se le asigne una de las del palo mayor popel al que se le conoce con el nombre de ‘Asturias’. También durante la tarde existe un periodo de tiempo dedicado al estudio. Antes del ocaso, si el cielo lo permite, se preparan los cálculos para la observación de estrellas, las condiciones tanto atmosféricas como geográficas. Conviene no olvidar que en Europa del Norte donde se producen esos crepúsculos eternos a los alumnos les puede dar la una de la mañana, con el agravante de que de no resolver el problema se verá sancionado con mas tiempo de estudio o restricción de sueño. Recordemos que los guardiamarinas están embarcados en régimen escolar", advierte García, que fue profesor en la Escuela de Especialidades Fundamentales de la Armada, de Ferrol, y también en la de Marina Civil de la Universidad de Oviedo, en Gijón. "A bordo, además de continuar con su formación académica, los guardiamarinas también participan en las guardias, las maniobras y la navegación del buque igual que la tripulación del mismo. La experiencia para los futuros oficiales de la Armada es única e irrepetible".
La impronta de la Armada y el "lujo" de navegar en el "Juan Sebastián Elcano"
"Personalmente lo veo como una forma de materializar la máxima de ‘no se aprende lo que no se practica’. Las lecciones que se aprenden pisando cubierta son infinitamente más clarificadoras que las que se aprenden en un aula en tierra. Está claro que a navegar se aprende navegando", apunta el comandante. "La travesía como navegación es un regresar en el tiempo, volver a los inicios, maniobrar barcos no muy rápidos con pesadas velas que hoy en día casi no se conciben, tratar de comprender lo intrépido de aquellos hombres que surcaron por primera vez el océano, que no sabían con certeza dónde terminaba", reseña Luis Antonio García, quien en 1992, a bordo del "Serviola", acompañó a las tres carabelas, en reproducción del primer viaje de Colón a América, durante la conmemoración del quinto centenario. "Los alumnos descubrirán el verdadero sentido de la lentitud y el gozo de cada instante vivido con la intensidad del que sabe que pronto será pasado".
Los acompañantes de Leonor
Este 97.º crucero contará con una dotación formada por 20 oficiales, 20 suboficiales, 130 militares de la escala de Marinería y Tropa, y 2 maestros civiles, ademas de los 76 guardiamarinas en formación. La tripulación es como la de cualquier barco, salvando la excepcionalidad de la maniobra de la vela; si embargo, en el caso concreto de ‘Elcano’, como embajador y representante del Estado Español, precisa de un esfuerzo extra a la hora de las recepciones en puerto, de ahí que parte de la dotación de especialistas en hostelería formados en la propia Armada, en la escuela de especialidades de La Graña (Ferrol), se esfuercen para cumplimentar a las diversas autoridades que visitan el barco en cada puerto".
Una especie de "embajada" flotante
"Al buque se le puede considerar el ‘embajador flotante de nuestro país’. De alguna manera contribuye a apoyar a la acción exterior del Estado en las estancias en puerto. En este 97.º crucero las estancias en puerto solo representan una tercera parte de toda la travesía. A finales del siglo pasado y principios de éste, diferentes asociaciones y empresas propusieron que se le concediese el premio ‘Príncipe de Asturias’", recuerda. "La embajada realmente descansa en el recurso humano, el barco no deja de ser de acero aparejado con velas. Los guardiamarinas saben lucir muy bien los catorce botones, además son incombustibles, muy correctos en el trato y muy agradables".
La Princesa, más libre que nunca
Los avances de los buques con mejores propulsiones han acercado las dos orillas del Atlántico, apunta García. "Pero la mar es una presencia que solo se puede conocer desde la perspectiva de la lentitud; es como el presente, mantiene unas constantes, las altera el paso de las nubes, un cambio en la dirección del viento, la invisibilidad de una corriente lejana. Para conocerla hay que someterse a su ritmo, aprovecharse de la brisa, esperar en medio de una calma y temblar en medio de la borrasca... Son precisamente estas circunstancias las que estarán en la mente de cada uno de los guardiamarinas y las que de alguna manera les harán sentirse más libres. A medida que vayan pasando los días se darán cuenta de cómo el cuerpo lentamente se irá aclimatando, experimentarán una especie de transformación y dejarán de doler esos músculos que al principio molestaban por no utilizarlos normalmente en la vida en tierra. Esa será la gran oportunidad que tendrá la Princesa Leonor de sentirse libre y no sometida a los focos permanentes de los medios", describe.
La escala en Gijón y la visita a "Elcano"
"Es una experiencia fantástica para todo aquel que lo visita. Pocas marinas ofrecen visitas guiadas como la nuestra. En otros países hasta cobran la entrada. En diferentes puertos del Norte (Santander, Gijón, Avilés), además de la asistencia de decenas de miles de personas en escalas de tan solo tres o cuatro días, la gente sale impresionada", asegura el comandante asturiano. "Para los que tengan la oportunidad de subir a bordo y pisar sus cubiertas será algo inolvidable, el barco esta cargado de historia y eso se nota desde el mismo momento en que uno entra por su portalón".