La intervención de cierre de Adrián Barbón se ha producido tras la alocución del líder de UGT, Pepe Álvarez. El líder ugetista ha insistido también en la reivindicación del orgullo asturiano. “Ese orgullo y hablar la lengua que queramos es fundamental”, ha dicho, confesando la “envidia sana” que sintió respecto a los catalanes. “Me hubiera gustado que en la escuela, en vez de llamarme ‘vaqueiro’, como lo hacían para insultarme, me hubiesen dejado hablar como lo hacía en mi casa”. Álvarez ha defendido una Asturias que permita a las próximas generaciones desarrollar su futuro en su tierra.

En el aspecto sindical, ha destacado el aumento del salario mínimo interprofesional y citó directamente a la empresa Alimerka al referirse al caso de aquellas firmas que se ven obligadas a elevar sus convenios colectivos a medida que se actualiza el salario mínimo, porque este termina alcanzando los sueldos más bajos. “No es extraño que los poderes fácticos se pongan en marcha, porque no quieren que salgan gratis todos estos avances”, ha dicho, atribuyendo “la persecución” que sufren “dirigentes del PSOE, de Podemos o de UGT”, a la reacción a los cambios, “porque los poderosos no quieren perder su privilegio”.

Turismo e industria deben ser, según Álvarez, las claves de desarrollo de Asturias, para lo que reclamó una transición verde “que no deje a nadie atrás”. Y reivindicó a Hunosa como “la gran empresa eléctrica nacional que necesita España”, como compensación justa para Asturias. También, que Arcelor se convierta en “una siderurgia limpia que mantenga el empleo y devuelva a Asturias lo que esta tierra le ha entregado”.

Ha puesto también el foco en las políticas públicas como distintivo de la izquierda y animó a Asturias a ser ejemplo de política fiscal que garantice los servicios. Anunció, además, que UGT peleará para que la ley de contrataciones públicas del Estado garantice los derechos de los trabajadores que prestan, desde empresas privadas, servicios públicos.

La nota personal ha sido su recuerdo de sus inicios laborales en Avilés (trabajó con 14 años en la hostelería) y elogió tanto el Centro Niemeyer (“una extraordinaria instalación”) como la transformación de la ciudad: “Con el permiso de Belmonte y Somiedo, lo más bonito de Asturias”, ha señalado recordando los lugares con los que mantiene vínculos personales emocionales.

Buena parte de su intervención se ha dirigido a defender el sistema de pensiones ante los ataques de la derecha que, ha dicho, buscan “enfrentar a generaciones; a nietos con sus abuelos”.