Ni siquiera un apagón eléctrico a nivel nacional consiguió frenar el terraceo. Las terrazas de los bares del Oviedo Antiguo rebosaban ayer de gente que, mientras la bebida siga fría, no se preocupaba demasiado por el corte de suministro. Muchos, en horario laboral, dejaron sus puestos de trabajo al no poder desempeñar sus tareas sin energía eléctrica,

"Preferimos no decir nombres porque deberíamos estar trabajando, pero es que no podemos", comentaron entre risas. "Aquí nos quedaremos mientras dure esto", añadió uno de ellos mientras le pedía una caña a Pablo Cueto, dueño del restaurante Meraki, en la Plaza del Paraguas.

"Tenemos que cerrar la cocina y bajaremos la persiana en cuanto se caliente todo lo que está en las neveras", explicó Cueto, que a pesar de todo tuvo la terraza llena durante prácticamente todo el día. "Esto es increíble. Se va la luz y la gente sigue al pie del cañón, nunca mejor dicho. Cuando se caliente la bebida, entonces empezará la histeria colectiva", bromeaba mientras daba las últimas indicaciones para cerrar la cocina.