Más de un siglo después de que María y José llegaran a La Ferrería procedentes de Las Regueras para empezar una nueva vida y ganarse el pan con el cuidado de la huerta y unas cuantas vacas hubo una pandemia que puso el mundo patas arriba. Y, cosas del destino, fue en el patio de la antigua casería que arrendó el joven matrimonio a finales del siglo XIX donde se administraron las primeras vacunas destinadas a frenar el implacable coronavirus, la enfermedad que trastocó la rutina diaria de todo el planeta ya entrado el siglo XXI.
