Prisión provisional y sin fianza. Eso es lo que ha solicitado la Fiscalía para el padre de la mujer que ayer se tiró con su hija en brazos desde un quinto piso. El Ministerio Público considera que podría ser autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y de otro delito de quebrantamiento, después de que en la madrugada del miércoles se personase en la vivienda de su exyerno con un cuchillo de 13 centímetros. En ese momento, ambos se enzarzaron en una pelea y acabaron detenidos. La Fiscalía pide la puesta en libertad de este segundo hombre.

Los dos hombres pasaron esta mañana a disposición judicial. Una furgoneta y un coche de la Policía Nacional los trasladaron a primera hora de esta mañana a los juzgados de Avilés, donde el juez les ha tomado declaración. Ambos permanecían detenidos desde la madrugada del miércoles tras enzarzarse en una pelea, con armas incluidas, en la que resultaron heridos. Este suceso tuvo lugar solo unas horas antes de que la mujer, S G.-B. A., de 46 años, se precipitase por la ventana con su hija de 7 en la avenida de los Telares.

Los dos hombres habían sido detenidos en la madrugada del miércoles en la avenida San Agustín. El abuelo de la niña tenía una orden de alejamiento de su exyerno como consecuencia de una agresión previa, según las fuentes consultadas. Pero se la saltó. Poco antes de las seis de la mañana se dirigió a su domicilio, en la avenida San Agustín, en el tramo más próximo a la plaza del Vaticano, armado con un cuchillo de cocina de 13 centímetros. En plena calle, ambos iniciaron una pelea y tuvo que intervenir la Policía Local, que además del arma blanca encontró en el lugar un bate de béisbol, un martillo y un spray de pimienta.

Los agentes detuvieron a ambos, que tuvieron que ser trasladados al Hospital Universitario San Agustín de Avilés, para ser atendidos de las lesiones, y posteriormente a la Comisaría Nacional de Policía en calidad de detenidos. A continuación, el hombre de 65 años fue conducido también al HUCA, donde permaneció ingresado bajo custodia policial hasta las tres de la tarde, cuando recibió el alta y volvió a la Comisaría de Avilés.

Mientras ocurría todo esto, S. G-B. A. tomaba una decisión que podría haber tenido un final mortal para ella y para la pequeña y que, según quienes la conocían, nadie se esperaba, aunque aseguraron que "llevaba un año pasándolo muy mal" e incluso que "estaba desesperada". Al parecer, había intercambio de denuncias y acusaciones graves entre la familia y el padre de la pequeña que habían subido de tono en los últimos tiempos.