"Mis padres cerraron la cafetería por jubilación. El local quedó ahí parado, se interesó gente, pero no se llegó a alquilar nunca. Al final nos decidimos a hacer aquí una vivienda y, la verdad, estamos encantados". El de David López Vega es el caso paradigmático de la reconversión de bajos comerciales en vivienda, una posibilidad puesta sobre la mesa a través de este periódico por profesionales del sector inmobiliario, como respuesta a dos problemáticas que padece Avilés: la gran cantidad de locales vacíos, fruto del alto precio de los alquileres y de la crisis que vive el comercio de proximidad; y la escasez de vivienda y su alto precio. "Es una tendencia que desde hace cuatro años va a más", destacan expertos en el asunto.
A la vivienda en la que López Vega vive junto a su mujer, Alba González, y la pequeña Daniela, de casi dos años, se accede por uno de los pasajes laterales de la calle Sabino Álvarez Gendín. Lo que era una de las entradas a la célebre cafetería El Valle, uno de los clásicos de la zona, es hoy una puerta en tonos grisáceos con un elegante fresado y mirilla, por la que se accede a una coqueta vivienda de cuatro habitaciones y tres baños repartidos en dos plantas, en la que aún se respira el olor a nuevo. "Llevamos ocho o nueve meses viviendo aquí y no pensaba que fuésemos a estar tan contentos", enfatiza López Vega.