De las muchas escenas que componen la Semana Santa de Avilés, prolífica en procesiones y multitudinaria en participación, el espectacular “baile” de San Juan es uno de los rituales que acapara más miradas y genera expectación y admiración a partes iguales.
Consiste, como su nombre indica, en hacer “bailar” al santo, que va sujeto a una andilla procesional que portan dieciocho fornidos jóvenes. El movimiento de los costaleros, violento por momentos y acompasado al ritmo que marcan la cuadrilla con palos de madera golpeados contra el suelo, es la clave para conseguir el efecto deseado: San Juan parece moverse por iniciativa propia y en algunos momentos incluso da la sensación de desconyuntarse.
La cofradía que protagoniza este icónico momento de la Semana Santa de Avilés es la de San Juan Evangelista, fundada en 1947 como respuesta a las inquietudes de un grupo de jóvenes de Acción Católica, aunque no fue hasta un año después cuando participaron en su primera procesión. La primera marcha penitencial que realizaron los conocidos en Avilés como “sanjuaninos” fue el Miércoles Santo de 1948. Casi 80 años después mantienen vivo el espíritu fundacional y sus costumbres. La entidad está formada por casi 300 cofrades en lista, de los que un centenar son niños.
La cofradía destaca, además de por ser la que saca a San Juan en procesión con especial garbo, por dos particularidades: está formada únicamente por varones de entre cinco y 33 años y todos sus miembros han de estar solteros. El motivo de esta doble condición no es otro que replicar a Jesucristo, que era hombre y que murió soltero a la edad de 33 años.
La vestimenta que portan los cofrades de San Juan destaca por su colorido: rojo en la capa, azul en la túnica y blanco en los capirotes. Salvo los más pequeños, que marchan con sandalias, lo habitual entre los cofrades es ir descalzos para endurecer la penitencia.
El “baile” de San Juan ha conseguido ser conocido dentro y fuera de la región. Cada año son muchos los que se acercan a Avilés para fotografiar o grabar el paso de San Juan en movimiento. Una esforzada forma de procesionar que tiene su por qué: los “sanjuaninos”, en su afán de ser fieles al comportamiento del apóstol que les da nombre, quieren representar con el “baile” del santo la premonición que tuvo San Juan con respecto a la resurrección de Jesús y la forma en que, corriendo, fue a comunicar a la Virgen María el feliz acontecimiento.
A su vez, el característico “baile” también es un reflejo de la energía propia de la juventud y símbolo “alegre” de la inquebrantable amistad que unía a Jesús con su discípulo Juan, llamado “el amado” y al que no en vano eligió para cuidar de su madre, convirtiéndolo así en hijo adoptivo y protector de María.
La imagen avilesina de San Juan procesiona sobre una andilla construida por el corverano Generoso García Rodríguez en el año 2000, dando relevo a la anterior, con la que se marchó durante 44 años. La preparación de cada Semana Santa en la casa de los “sanjuaninos”, la parroquia de San Nicolás de Bari, comienza dos meses antes. Los primeros en iniciar los ensayos son los miembros de la banda, después les siguen el resto de cofrades que salen en penitencia y, por supuesto, los costaleros que deben “bailar” el santo, los que a la postre mantienen viva esta llamativa tradición.