Sarah y su madre Esther no pueden más. Las dos son agriculturas y desde que murió Abel, el padre de Sarah, ambas decidieron seguir adelante con el proyecto agrícola de la familia y continuar con el cultivo de naranjas navelina ecológicas. Sin embargo, ahora las dos dicen verse obligadas a donar gratuitamente toda su cosecha.

¿Por qué? Madre e hija confiaron en en su comprador de confianza. En septiembre, tal como confiesa Sarah en un video que ha comenzado a circular por redes sociales, "nuestro comprador nos dijo que esta temporada contásemos con él, pero ahora, en enero, nos ha dicho que no va a comprarnos nada de nuestra cosecha". 

La noticia las pilló por sorpresa y dio al traste con todos sus planes. "Nos encontramos con el problema de que nuestra cosecha está en los árboles. Todo el esfuerzo que hemos puesto, no solo esta temporada, sino desde que decidimos que nuestro campo sería ecológico, se ve ahora en peligro porque nuestra naranja puede terminar en el suelo". Por ello y para evitar que todo ese esfuerzo no sirva para nada, las dos productoras ofrecen todas sus naranjas "a todos aquellos que queráis venir".