Al relato en directo de Ana Orantes asistía una joven, Raquel, una de sus hijas. Igual que el resto, se enteraba entonces de muchos de los horrores sufridos por su madre durante 40 años. Su posterior asesinato, del que este sábado se cumplen 25 años, supuso un antes y un después en la lucha contra la violencia machista. Una mujer que a pesar de todo consiguió separarse de su maltratador; un año en el que fue feliz, pero en el que tenía que compartir edificio con el hombre que terminó matándola, el que trató de silenciar una voz impresa para siempre en la memoria de todos.