En pocos sitios se degustan las sardinas como en Candás. Porque hacerlo en esta villa marinera es un ritual. Más si se lleva a cabo durante el Festival de la Sardina, Fiesta de Interés Turístico Regional. En este caso, hasta la preparación previa forma parte de la celebración local y hay en el hecho de vestirse de mahón y juntar a los amigos y a la familia momentos cargados de emoción que son preludio de una tarde que cada año es inolvidable.
"Son fiestas muy familiares, en las que ves a los críos vestidos de mahón manteniendo la tradición. Es muy guapo", aseguraba ayer Margarita Álvarez. Esta ovetense veranea en Luanco, pero todos los años acude sin falta a la celebración candasina. "Tenemos acotada la zona", bromeó.