Carlos Alcaraz se proclamó ayer campeón del Masters 1000 de Madrid y se marcó como próximo objetivo París, renunciando al Masters 1000 de Roma. En este sentido, no recibe como presión llegar al Roland Garros como favorito, sino que le sirve de motivación. El murciano asegura que tiene muchas ganas de demostrar su nivel de juego en un Gran Slam y reconoce que está jugando "muy bien" y es un rival "difícil". Con humildad asegura que no se considera el mejor jugador del mundo aunque haya ganado a los mejores. "Me quedan cinco jugadores por delante para ser el mejor jugador del mundo", señala, al tiempo que reconoce que tiene que mejorar "todo". Alcaraz se define como "competitivo" y "familiar".