Basta con echar un ojo a la factura de la luz para darse cuenta de lo que se ha disparado estos últimos meses. La electricidad es la principal culpable de que los precios estén desbocados. El IPC sube al 6,7 por ciento, el más alto desde hace casi 30 años. Ahora es más caro llenar la cesta de la compra y también echar gasolina al coche. Un encarecimiento del coste de la vida que golpea directamente a los bolsillos de la gente, mermando los salarios y los ahorros. Comprar un piso también es más caro, la vivienda ha subido este año más de un 4 por ciento. La escalada de precios parece que, de momento, no encuentra techo.