Europa, con Alemania en cabeza, ha entrado este lunes en un periodo de gran incertidumbre por su dependencia de las importaciones del gas ruso, que debido al conflicto en Ucrania están en caída constante y pronto podrían cortarse por completo. El gasoducto Nord Stream, que transporta gran parte del gas ruso a los países europeos, ha dejado de funcionar por "trabajos de mantenimiento". De momento solo por 10 días pero sin que nadie, en el contexto de las tensiones entre Rusia y Occidente, pueda predecir lo que puede ocurrir después.