Ajena a las acusaciones, Raquel se refugia en la localidad gaditana de Tarifa, apurando los días de vacaciones antes de regresar a Madrid y retomar su rutina. Afectada y triste tras su ruptura, como desliza su entorno más cercano, la extremeña se ha dejado ver muy cercana con un amigo en un chiringuito cercano a la playa.