AManuel Tolivia es habitual verle sentado en un taburete de plástico, devorando alguna novela, mientras pide limosna a la puerta de un supermercado de la calle Ezcurdia. Lleva más de 30 años en la calle y desde hace algunas semanas sus mañanas de sábado son algo menos duras gracias a la asociación juvenil Enalba y la ONG Cooperación Internacional que desde octubre peinan las calles del centro para llevar el desayuno a personas en situación de vulnerabilidad. “El café es una excusa, lo que más agradecen es la charla”, apunta Susana Calvo, una de las responsables de esta iniciativa, que busca más voluntarios.