Desirée Cascales era una microbióloga dedicada a la investigación de patógenos en salmónidos que un buen día se propuso apagar fuegos. Literalmente hablando. Esta mujer de 36 años decidió cambiar su carrera como investigadora por ayudar a los demás. Cambió la bata blanca por el traje ignífugo y desde hace un año es una de las tres mujeres que hay en el parque de bomberos de Roces. Es interina y ahora quiere un puesto fijo. Por eso, ayer fue una de los 29 aspirantes que se presentaron a la segunda fase de las oposiciones para optar a una de las 14 plazas fijas que oferta para este año Gijón. Las pruebas se desarrollaron por la mañana en el complejo deportivo de Las Mestas y en la piscina de La Calzada. "Quería tener más tiempo para echar una mano al resto", explica, sonriente.