No parecerá tan grande cuando se coloque en la inmensa fachada para la que se diseñó, pero la Cruz de la Victoria que históricamente presidió la iglesia de la Laboral mide 3,90 metros de alto y 3 de ancho y ahora, recién salida del taller, luce de nuevo brillante y colorida. El elemento ornamental, tras casi tres décadas guardado en un almacén, volverá a su "casa" esta semana, entre hoy y mañana, tras culminar una reparación impulsada por el Principado y aprovechando la reforma de la cúpula del complejo, que se verá liberada de andamios ya este agosto. Para que este gigante de latón vuelva a la iglesia, un equipo de arquitectos e ingeniero ha diseñado una estructura de soporte específica para ella y a prueba de temporales. "Dimos con una solución garantista; durará décadas", aseguró ayer Alfredo Rodríguez, de Lumo Arquitectos.
Colocar la Cruz de la Victoria en su espacio original será uno de los últimos remates de la reforma de la cúpula de la iglesia, en obras desde hace meses y cuya culminación se acabó retrasando varias semanas por la lluvia caída, primero, y por la restauración de sus cruces, que se incluyó más tarde mediante un modificado del contrato. De esta cruz, que solo con su estructura de latón pesa ya unos 250 kilos, se ha podido conservar hasta el 60 por ciento de su pedrería original. "Las otras piedras las hemos recreado con resina y pigmentos naturales", detalló Santiago Longo, de Auriga, también involucrada en el proyecto.