La devoción por San Blas en Jove va a más. Así se demostró desde primera hora de la mañana de este lunes, cuando a las puertas de la iglesia de Santa Cruz de Jove ya se formaron las primeras colas para hacerse con las tradicionales rosquillas, los históricos dulces que cada año se preparan con mimo para esta fecha tan señalada en el barrio. “Es increíble. Cada año veo más gente y eso es un regalo porque se ve que vienen movidos por la fe”, celebró el párroco de Jove, Eduardo Zulaiba, mientras observaba a los cientos de gijoneses y visitantes que iban recogiendo sus respectivas bolsas de rosquillas.

En total, este año los voluntarios prepararon más de 700 kilos de rosquillas, repartidos en diez dulces por bolsa. Fueron muchos los vecinos que se acercaron hasta la parroquia a partir de las 10.30 horas para cumplir con la tradición, en honor al patrón de aquellos que padecen enfermedades o afecciones a la garganta, del que se dice que curó a un niño que se le había atravesado una espina. Roberto Menéndez, residente en El Natahoyo, se llevó un total de 35 bolsas. “Siempre lo repartimos con la familia. Le llevaré a mis padres, a mis juegos y a mis primos, que les encanta probarlas”, explicó Menéndez, que resaltó que “las rosquillas saben genial”. 

“Es bonito ver que seguimos viniendo tanta gente cada 3 de febrero. Hay que celebrar San Blas”, manifestó Juan Cueva, quien llegó desde Laviada para recibir de la mano de Isabel María Martínez sus bolsas de rosquillas. “Estamos a tope desde que hemos abierto. Ya he perdido la cuenta de cuántas personas han pasado por aquí”, indicó Martínez, una de las voluntarias que cada año se afanan en empaquetar y vender las rosquillas.

El reparto de los dulces paró por una hora durante la misa. Todavía restaban quince minutos para las doce del mediodía y el interior de la iglesia ya estaba a rebosar de fieles, repartidos en los bancos, los laterales e incluso a las puertas del templo. Cualquier resquicio fue aprovechado para atender a la celebración que ofició el párroco del Corazón de María, Germán Padín. 

Al término de la misa, la actividad continuó en el exterior con la procesión de la imagen de San Blas. Laura Garea al tambor y Diego Fernández a la gaita aportaron el componente musical de una mañana especial y multitudinaria en Jove.