El equipo médico lo reconoce: el presidente ha sufrido hasta el momento dos episodios de bajada de oxígeno en sangre. El primero ocurrió el viernes en la misma Casa Blanca, y por eso ingresó en el hospital Walter Reed donde ahora trabaja entre una sala y otras cinco estancias que en nada se parecen a una habitación de hospital al uso. Sus médicos insisten: está mejorando, sigue sin fiebre y está cumpliendo bien el tratamiento experimental que le administran desde hace dos días. Tan bien que este lunes podría estar en casa.