Alexei Navalni sabía a lo que se enfrentaba. Tranquilo y hasta sonriente, no dejaba de enviar mensajes para animar a su mujer, mientras escuchaba su veredicto. El tribunal le ha condenado a 3 años y medio de prisión por saltarse la libertad condicional, cuando estaba en coma ingresado en un hospital de Alemania tras ser envenenado.