Igor Chumak y Vitaly Suárez son dos voluntarios ucranianos que en medio de la guerra desatada por la invasión de Rusia están día a día jugándose la vida para ayudar a los más necesitados en las zonas de Irpin y Jersón, respectivamente. Entre coches destrozados, cadáveres desperdigados por las calles y vehículos abandonados llaman puerta a puerta a los vecinos que no pueden desplazarse a zonas más seguras. Llenar el depósito de combustible supone pasar horas en cola, pero es el único medio de transporte que consigue alcanzar los puntos más remotos.