En ciudades totalmente arrasadas en el Donbás, el único resquicio de vida se encuentra en los sótanos. Decenas de vecinos que se resguardaron bajo tierra de los ataques del ejército ruso no han podido volver a sus casas, porque han quedado totalmente destruidas. En el mejor de los casos, el edificio sigue en pie pero prácticamente a la intemperie, sin luz, agua ni gas. En estos lugares se refugian los supervivientes sin un hogar al que volver.