En Rusia, el funeral por la hija de Alexander Duguin, ideólogo del Kremlin, se ha convertido en un acto de exaltación ultranacionalista. El ala más dura de la política rusa se ha dado cita para culpar nuevamente a Ucrania del atentado y pedir la declaración oficial de guerra. Desde el gobierno, el ministro de exteriores ha prometido que no habrá piedad con sus asesinos.